En 1440, un fraile dominico catalogó en Norfolk 1.200 palabras inglesas y sus equivalentes latinos, en un manuscrito titulado
Promptuarium Parvulorum (almacén para los pequeños), en una clara revelación de la importancia relativa del latín y el inglés. Este antiguo diccionario fue impreso en 1499 por Richard Pysoon, un colaborador del impresor inglés William Caxton. Otro de los ayudantes de Caxton, Wynkyn de Worde (nombre adoptado más tarde por una sociedad inglesa de impresores y tipógrafos), publicó
Ortus Vocabulorum, sugerente nombre que significa “el jardín de las palabras”. Éste fue el primer diccionario inglés en recoger la palabra y la definición en inglés. Peter Levin se percató del potencial de ese nuevo mercado y publicó un diccionario conciso, Manipulus Vocabulorum, otro título escueto que significa “un puñado de palabras”. Constaba sólo de 9.000 entradas y, curiosamente, no estaba ordenado alfabéticamente, sino por la letra inicial de la última sílaba; las entradas se leían en rima (palabras que comparten un último fonema), y es considerado el primer diccionario de este tipo.
En el siglo XVI, ya era plenamente reconocido el valor de los diccionarios, no sólo como fuente de beneficios económicos sino también por su interés académico. Los pintorescos y rimbombantes títulos empleados por los primeros recopiladores de diccionarios, también se reflejan en la naturaleza idiosincrásica de las palabras que contenían. En sus orígenes, los diccionarios eran como memorandos construidos de manera algo aleatoria; de hecho, los compiladores hacían una estimación personal de palabras difíciles y salpicaban sus diccionarios con sus vocablos favoritos. Hubo que esperar hasta 1623, con la publicación de The English Dictionary por parte de Henry Cokeram, para que se abordase un planteamiento más racional y sistemático de la selección de palabras. John Kersey, compilador de New English Dictionary, protagonizó el primer intento de definir palabras de uso cotidiano.
Phil Baines / Andrew Haslam, Tipografía: función, forma y diseño. Ed. Gustavo Gili, 2005. p. 31.