lunes, 16 de febrero de 2009

Olvido de todos los pesares

Pero entonces otra cosa decidió Helena, nacida de Zeus. Al punto vertió en el vino que bebían una droga que borraba la pena y la amargura y suscitaba olvido de todos los pesares. Quien la tomara, una vez que se había mezclado en la crátera, no derramaba, al menos en un día llanto por sus mejillas, ni aunque se le murieran su madre y su padre, ni si ante él cayeran destrozados por el bronce su hermando o un hijo querido y lo viera con sus ojos.
Tales ingeniosos remedios poseía la hija de Zeus, que le había procurado Polidamna, la esposa de Ton, la egipcia, que allí la fértil tierra produce esas drogas, muchas que resultan benéficas en la mezcla, y muchas perniciosas. Cualquier persona entendida en todas ellas se hace un buen médico. Pues, desde luego, son de la estirpe de Peán.

Homero, Odisea. Alianza Editorial, 2005. p. 101