Si yo soy muy amiga de alguien, es hiriente que yo hable mal de él y cuando llega la hora de los chismes, guardo silencio. En otros casos, sin embargo, hablo con toda sinceridad y hago reír a todos.
viernes, 30 de enero de 2009
Es absurdo que la gente se enoje
Es absurdo que la gente se enoje porque se llevan chismes sobre ella. Hay que ser muy tonto para pensar que uno tiene derecho de hablar mal de otros y que sus propias faltas deben ser respetadas. Cuando alguien oye que se habla desfavorablemente sobre él suele enfadarse. Encuentro esto muy poco atractivo.
Sei Shonagon, El libro de la almohada. Ed. Alianza, 2004. p.131.
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miércoles, 28 de enero de 2009
God is a substance
I am able to sketch the physical and intellectual life of a cocainist who, like many others, came to me in his misery for help. On account of a facial neuralgia he had frequently taken morphia until a dentist plugged cotton-wool soaked in a 15 per cent solution of cocaine into several carious teeth. From that time onward the need for morphia disappeared. Carious teeth served as receptacles for the cocaine tampons, i.e. places from which the cocaine passed into the blood, and that in abundance. At certain times he pressed these cocaine plugs between the teeth. The greater part of the cocaine passed into the stomach with the saliva. This particular method of application had not existed hitherto but likewise had fatal results. It was introduced in ever-increasing quantities-finally over 1 gr. daily. The unfortunate man's own words were as follows: "With regard to the action of cocaine on my personality, I can honestly declare that the past five years can be counted among the happiest of my life, and I owe this primarily to cocaine. Nothing can refute this plain fact." His letter of twelve pages terminates with these words: "Time is necessary to bring my conception of the world to a point which is founded on the sentence: God is a substance!" The latter phrase impressively shows in an undisguised fashion the whole effect which cocaine exerts on the brain. The individual is so attached to his periods of delight that everything else, even the future, is despised, although the evils which the approaching catastrophe is absolutely certain to bring with it slowly become apparent even to him.
Louis Lewin, M.D., Phantastica. A classic survey on the use and abuse of mind-altering plants. Parrk Street Press, 1998. p.69.
Louis Lewin, M.D., Phantastica. A classic survey on the use and abuse of mind-altering plants. Parrk Street Press, 1998. p.69.
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lunes, 19 de enero de 2009
Rescate de Héctor
PRÍAMO.- Acuérdate de tu padre, Aquileo, semejante a los dioses, que tiene la misma edad que yo y ha llegado al funesto umbral de la vejez. Quizás los vecinos circunstantes le oprimen y no hay quien le salve del infortunio y de la ruina; pero al menos aquél, sabiendo que tú vives, se alegra en su corazón y espera de día en día que ha de ver a su hijo, llegado de Troya. Mas yo, desdichadísimo, después que engendré hijos excelentes en la espaciosa Troya, puedo decir que de ellos ninguno me queda. Cincuenta tenía cuando vinieron los aqueos: diez y nueve procedían de un solo vientre; a los restantes diferentes mujeres los dieron a luz en el palacio. A los más el furibundo Ares les quebró las rodillas; y el que era único para mí, pues defendía la ciudad y sus habitantes, a ése tú lo mataste poco ha, mientras combatía por la patria, a Héctor; por quien vengo ahora a las naves de los aqueos, a fin de redimirlo de ti, y traigo un inmenso rescate. Pero, respeta a los dioses, Aquileo, y apiádate de mí, acordándote de tu padre; que yo soy todavía más digno de piedad, puesto que me atreví a lo que ningún otro mortal de la tierra: a llevar a mi boca la mano del hombre matador de mis hijos.
Homero, Ilíada. Espasa Calpe, 1997. p.452
Homero, Ilíada. Espasa Calpe, 1997. p.452
viernes, 16 de enero de 2009
Circuncisión
Esta mañana circuncisión de mi sobrino. Un hombrecillo patizambo, Austerlitz, que ya tiene a sus espaldas dos mil ochocientas circuncisiones, ejecutó el acto con mucha habilidad. Es una operación que viene dificultada por el hecho de que la criatura, en vez de estar tendida encima de la mesa, lo está sobre el regazo de su abuelo, y el operador, en vez de atender exclusivamente a lo que está haciendo, se dedica a murmurar oraciones. Primero se inmoviliza a la criatura con unas fajas que sólo dejan libre el miembro, después, colocando encima un disco de metal perforado, se aísla la superficie que hay que cortar, finalmente se ejecuta el corte con un cuchillo casi corriente, parecido a un cuchillo para el pescado. Es ese momento se ve sangre y carne viva, el Moule manipula brevemente allí con sus dedos temblorosos de uñas largas y coloca encima de la herida, como si fuese el dedo de un guante, una piel que ha sacado de no se sabe dónde. Todo acaba enseguida, el niño apenas ha llorado. Ahora ya no falta más que una breve oración durante la cual el Moule bebe vino y lleva un poco de vino, con sus dedos aún no del todo limpios de sangre, a los labios del niño. Los presentes rezan: «Así como ahora ha entrado en la Alizanza, así debe llegar al conocimiento de la Torá, a unas bodas dichosas y a la práctica de buenas obras».
Franz Kafka, Obras Completas II. Diarios (Entrada del 24 de diciembre de 1911). Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2000. p. 252.
Franz Kafka, Obras Completas II. Diarios (Entrada del 24 de diciembre de 1911). Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2000. p. 252.
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miércoles, 14 de enero de 2009
El silencio
Al poco tiempo no percibía ya ningún sonido -ni los ventiladores, ni los latidos de su propio corazón-. El silencio nocturno a bordo de una nave espacial era completamente distinto a cualquier otro silencio que hubiera experimentado nunca. El silencio terrestre tiene sus límites, se puede sentir su carácter transitorio y finito. Incluso cuando se encuentra uno en medio de las dunas lunares lleva consigo su propio, pequeño silencio; atrapado dentro del traje, magnifica cada crujido de las correas, cada chasquido de las articulaciones, cada latido del pulso -incluso la respiración misma-. Sólo en una nave espacial durante la noche es posible sumergirse en un silencio negro y glacial.
Stanislaw Lem, Relatos del piloto Pirx; p.144. Ed. Alianza, 2005
Stanislaw Lem, Relatos del piloto Pirx; p.144. Ed. Alianza, 2005
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lunes, 12 de enero de 2009
Tegularius
En relaciones de buena amistad con el que informa. Alumno con varias distinciones en Keuperheim, buen conocedor de la filosofía antigua, muy interesado por cuestiones filosóficas, hizo estudios sobre Leibniz, Bolzano, y más tarde, sobre Platón. Es el jugador de abalorios con más talento y brillantez que jamás he conocido. Estaría predestinado a ser Magister Ludi si su carácter, a causa de una salud muy delicada, no fuera tan poco apropiado para ello. Tegularius no debe llegar nunca a un puesto directivo o representativo ni a una función organizadora. Esto sería para él y para el cargo una verdadera desgracia. Su insuficiencia se exterioriza corporalmente en estados depresivos, períodos de insomnio y dolores nerviosos; espiritualmente se manifiesta en melancolía, violenta necesidad de estar solo, angustia ante el deber y la responsabilidad, y es de suponer que incluso en ideas de suicidio. A pesar de hallarse en tan deplorable estado se mantiene en forma sirviéndose de la meditación y de una estricta autodisciplina, con tal ánimo, que los que le tratan no tienen la menor idea de la gravedad de sus padecimientos y sólo se aperciben de su gran timidez y reserva. Si bien no está caracterizado para regir los más altos cargos, viene a ser por otra parte una pieza valiosísima e insustituible en el Vicus Lusorum. Domina la técnica de nuestro juego como un gran músico su instrumento; halla a ciegas los matices más delicados y no es de despreciar como pedagogo.
Herman Hesse, El juego de los abalorios. Alianza Editorial, 1999. pp. 157-8
Herman Hesse, El juego de los abalorios. Alianza Editorial, 1999. pp. 157-8
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viernes, 9 de enero de 2009
But Africa
One had to blame the Germans for the situation. Tendency to bite off more than they could chew. After all, they had barely managed to win the war, and at once they had gone off to conquer the solar system, while at home they had passed edicts which... well, at least the idea was good. And after all, they had been successful with the Jews and Gypsies and Bible Students. And the Slavs had been rolled back two thousand years' worth, to their heartland in Asia. Out of Europe entirely, to everyone's relief. Back to riding yaks and hunting with bow and arrow. And those great glossy magazines printed in Munich and circulated around to all the libraries and news-stands... one could see the full-page colour pictures for oneself: the blue-eyed, blond-haired Aryan settlers who now industriusly tilled, culled, ploughed, and so forth in the vast grain bowl of the world, the Ukraine. Those fellows certainly looked happy. And their farms and cottages were clean. You didn't see pictures of drunken dull-witted Poles any more, slouched on sagging porches or hawking a few sickly turnips at the village market. All a thing of the past, like rutted dirt roads that once turned to slop in the rainy season, bogging down the carts.
But Africa. They had simply let their enthusiasm get the better of them there, and you had to admire that, although more thougthful advice would have cautioned them to perhaps let it wait a bit until, for instance, Project Farmland had been completed. Now there the Nazis had shown genius; the artist in them had truly emerged. The Mediterranean Sea bottled up, drained, made into tillable farmland, through the use of atomic power - what daring!
Philip K. Dick, The Man in the High Castle. Penguin Books, 2001. p.29
But Africa. They had simply let their enthusiasm get the better of them there, and you had to admire that, although more thougthful advice would have cautioned them to perhaps let it wait a bit until, for instance, Project Farmland had been completed. Now there the Nazis had shown genius; the artist in them had truly emerged. The Mediterranean Sea bottled up, drained, made into tillable farmland, through the use of atomic power - what daring!
Philip K. Dick, The Man in the High Castle. Penguin Books, 2001. p.29
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miércoles, 7 de enero de 2009
Leyes sobre la guerra
»Después hablarán los alguaciles a la tropa: 'Quien haya edificado una casa y no la haya estrenado, que se retire y vuelva a su casa, no vaya a morir en combate y la estrene otro'. 'Quien haya plantado una viña y no la haya vendimiado todavía, que se retire y vuelva a casa, no vaya a morir en combate y la vendimie otro'. 'Quien esté prometido a una mujer y no se haya casado todavía, que se retire y vuelva a casa, no vaya a morir en combate y otro se case con ella'.
»Los alguaciles añadirán a la tropa: 'Quien tenga miedo y se acobarde, que se retire y vuelva a casa, no vaya a contagiar su cobardía a sus hermanos'.
»Cuando los alguaciles hayan terminado de arengar a la tropa, se nombrarán jefes al mando de la tropa.
»Cuando te acerques a atacar una ciudad, primero propónle la paz. Si ella te responde 'Paz' y te abre las puertas, todos sus habitantes te servirán en trabajos forzados; pero si no acepta tu propuesta de paz, sino que mantiene las hostilidades, le pondrás sitio, y cuando el Señor la entregue en tu poder, pasarás a cuchillo a todos sus varones.
Las mujeres, los niños, el ganado y demás bienes de la ciudad los tomarás como botín, y comerás el botín de los enemigos que te entregue el Señor, tu Dios.
»Lo mismo harás con todas las ciudades remotas que no pertenecen a los pueblos de aquí. Pero en las ciudades de estos pueblos cuya tierra te entrega el Señor, tu Dios, en heredad no dejarás un alma viviente: dedicarás al exterminio a hititas, amorreos, cananeos, fereceos, heveos y jebuseos, como te mandó el Señor, para que no os enseñen a cometer las abominaciones que ellos comenten con sus dioses y no pequéis contra el Señor, vuestro Dios.
Deuteronomio 20, 5-18. Luis Alonso Schökel, Biblia del Peregrino. Ediciones Mensajero, 2001.
»Los alguaciles añadirán a la tropa: 'Quien tenga miedo y se acobarde, que se retire y vuelva a casa, no vaya a contagiar su cobardía a sus hermanos'.
»Cuando los alguaciles hayan terminado de arengar a la tropa, se nombrarán jefes al mando de la tropa.
»Cuando te acerques a atacar una ciudad, primero propónle la paz. Si ella te responde 'Paz' y te abre las puertas, todos sus habitantes te servirán en trabajos forzados; pero si no acepta tu propuesta de paz, sino que mantiene las hostilidades, le pondrás sitio, y cuando el Señor la entregue en tu poder, pasarás a cuchillo a todos sus varones.
Las mujeres, los niños, el ganado y demás bienes de la ciudad los tomarás como botín, y comerás el botín de los enemigos que te entregue el Señor, tu Dios.
»Lo mismo harás con todas las ciudades remotas que no pertenecen a los pueblos de aquí. Pero en las ciudades de estos pueblos cuya tierra te entrega el Señor, tu Dios, en heredad no dejarás un alma viviente: dedicarás al exterminio a hititas, amorreos, cananeos, fereceos, heveos y jebuseos, como te mandó el Señor, para que no os enseñen a cometer las abominaciones que ellos comenten con sus dioses y no pequéis contra el Señor, vuestro Dios.
Deuteronomio 20, 5-18. Luis Alonso Schökel, Biblia del Peregrino. Ediciones Mensajero, 2001.
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lunes, 5 de enero de 2009
Semper virgo
La posición que se impondrá está expresada, en el siglo II, por el Protoevangelio de Santiago: María permaneció virgo in partu y post partum, es decir, fue semper virgo. En el conjunto de los personajes del escenario primordial cristiano, María terminó asumiendo un papel cada vez más sobrenatural. Así, el segundo concilio de Nicea (789) la coloca por encima de los santos, a los cuales se les reserva simplemente la reverencia (douleia), mientras que a María se le debe tributar la «superreverencia» (hyperdouleia). Insensiblemente María se convierte en un personaje de la familia divina: la Madre de Dios. La dormitio virginis se transforma en Maria in caelis adsumpta; María, a quien los Franciscanos excluyen del pecado original, termina convirtiéndose en Mater Ecclesiae, mediatrix e intercessor en favor del género humano ante Dios. De esta manera el cristianismo instaura en el cielo un modelo familiar mucho menos riguroso e inexorable que el patriarcado solitario del Dios bíblico.
Mircea Eliade, Ioan P. Couliano, Diccionario de las religiones. Paidós, 2007. pp. 133-4
Mircea Eliade, Ioan P. Couliano, Diccionario de las religiones. Paidós, 2007. pp. 133-4
viernes, 2 de enero de 2009
La suya no era una relación muy cercana
En la primera secuencia que Kendon me mostró, pasada a cámara lenta, las etapas se notaban claramente. Primero el encuentro visual. Una mujer con vestido de flores, sentada bajo un árbol, estiraba el cuello tratando de ver quién llegaba. Luego se puso de pie sonriendo, pero mostrando solamente los dientes superiores. La sonrisa «superior», como la denominan ahora algunos etólogos británicos, se empieza a identificar como sonrisa típica de bienvenida.
La mujer avanzó al encuentro de los invitados, siguiendo la etapa de aproximación. Visto a cámara lenta, parecía deslizarse sobre el suelo, suavemente como un globo, con el largo cabello flotándole por detrás. Exclamó «Hola» con la cabeza hacia atrás y luego la bajó esquivando la mirada. Generalmetne, me explicó Lendon, esta breve inclinación de la cabeza sigue a un saludo a distancia.
Al acercarse a lo que para ella parecía representar el límite de su territorio -una y otra vez se detenía en aquel punto al salir al encuentro de los invitados-, se paró y esperó. Como dueña del territorio, mantuvo una mirada bastante fija, pero por lo general sus invitados se le aproximaron desviando los ojos. Al penetrar en el terriotorio de otro, me explicó Kendon, rara vez se mira al dueño directamente a los ojos, esto se podría tomar como un desafío.
Inmediatamente antes de llegar hasta la dueña de la casa, una invitada inclinó la cabeza visiblemente, gesto tan común en esta etapa que Kendon lo ha bautizado como «corte en la fase previa al saludo cercano». Luego la invitada levantó un brazo y lo cruzó frente a sí, ladeó la cabeza y sonrió. Un psiquiatra interpretaría ese cruzar el brazo como un gesto de defensa, y tal vez sea así. A Kendon le intriga especialmente que Jane Goodall haya observado gestos idénticos entre los chimpancés, particularmente en los subordinados que se aproximan o en aquellos que han sido aproximados por uno más dominante.Luego la invitada extendió la mano haciendo un gesto que dejó la palma a la vista y que nuevamente se asemejó mucho al que realizan los chimpancés. [...] Ambas mujeres se dieron la mano, y finalmente retrocedieron volviéndose hacia otro lado, lo que indicaría, si Kendon y Ferber están en lo cierto, que la suya no era una relación muy cercana.
Flora Davis, La comunicación no verbal. Alianza Editorial, 2002. pp. 63-64.
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