[...] Los medios psíquicos (la hipnosis), físicos o químicos (la droga, «el detector de mentiras»), para descubrir un secreto sin el conocimiento del sujeto o contra su voluntad, son ílicitos, aunque se utilicen en el curso de un proceso judicial o de una investigación policíaca. Lo mismo se puede decir del narcoanálisis (exploración de narcóticos). Sólo el consentimiento libre del interesado puede hacer lícitas estas investigaciones. No basta que el psicólogo y sus ayudantes prometan guardar secreto. Hay secretos que no se pueden revelar lícitamente, ni siquiera a personas de toda confianza.
Acta 2000. Religión, filosofía y psicología. Artículo sobre Teología moral especial. Octavo mandamiento de la ley de Dios: «No dirás falso testimonio ni mentirás». Ed. Rialp, 1990. p. 297.