-¿Y va a entrar sola en los apartamentos? -No lo podía creer.
-¿Por qué no? -Volvió a estremecerse, e hizo una mueca, consciente de haberse equivocado.
-Una vez lo hice -dijo Isidore-. Después me metí en casa y no volví a pensar en el resto. Apartamentos donde nadie vive..., centenares de ellos. Están llenos de cosas: fotos de familia, ropas... Los que murieron no pudieron llevarse nada, y los que emigraban no querían... Aparte de mi piso, este edificio está completamente kippelizado.
-¿Kippelizado? -Ella no entendía.
-Kippel son los objetos inútiles: las cartas de propaganda, las cajas de cerillas después de que se ha gastado la última, el envoltorio del periódico del día anterior. Cuando no hay gente, el kippel se reproduce. Por ejemplo, si se va usted a dormir y deja un poco de kippel en la casa, cuando se despierta a la mañana siguiente hay dos veces más. Cada vez hay más.
Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?; p.76. Edhasa-Círculo de Lectores, 2004.