miércoles, 8 de octubre de 2008

Veracidad

Otra variedad de la mentira, extraordinariamente perjudicial para la juventud, consiste en la amenaza de castigos que no se piensa infligir. El doctor Ballard, en su muy interesante libro The Changing School, ha formulado este principio con un tanto de énfasis: «No amenacéis. En caso de hacerlo, que nada os detenga en su realización. Si decís a un niño "Si vuelves a hacer eso, te mato", matadle. Si no lo hacéis, os perderá todo respeto.» Los castigos con que amenazan las niñeras y los padres ignorantes a los niños no son tan radicales, pero el principio en que se apoyan es el mismo. No conviene aplicar este procedimiento sino en casos extremos, mas una vez iniciado, no hay que abandonarlo, aunque después nos pese habernos embarcado. Si amenazamos con un castigo, sea siempre uno que podamos ejecutar; nunca se debe lanzar un reto con la esperanza de que no sea aceptado. Es extraño el trabajo que cuesta hacer comprender esto a la gente ineducada. Es especialmente censurable la amenaza terrorífica, como cuando se les dice que los va a encerrar el policía o que se los va a llevar el coco. Esto produce al principio un estado peligroso de terror nervioso, y después un completo escepticismo en cuanto a las afirmaciones y amenazas de las personas mayores.

Bertrand Russell, Sobre educación; p.149.50. Ed. Espasa Calpe, 1998.