miércoles, 5 de noviembre de 2008

El marco y el mundo exterior

El cuadro con marco aparece en Europa poco más o menos en el siglo XV, como manifestación externa de un cambio social. Hasta entonces las pinturas habían sido parte integrante de un contexto arquitectónico, encargadas para un lugar determinado al objeto de cumplir una finalidad determinada. Cuando se trasladó temporalmente, a título de botín de guerra, el retablo de Van Eyck de Gante a un museo berlinés durante la Primera Guerra Mundial, quedó privado de su entrono vivificante y de su magia. De ningún modo podía funcionar como mercancía móvil. Pero cuando los artistas comenzaron a crear sus historias bíblicas, paisajes y escenas de género para lo que podríamos llamar el mercado, es decir, para toda una clase de clientes más que para satisfacer un encargo particular, hubo que hacer obras portátiles.
[...] El marco hace su aparición cuando ya no se considera la obra parte integrante del entorno social, sino un enunciado sobre ese entorno. Cuando la obra de arte se convierte en una proposición, el cambio de su estatus de realidad se pone de manifiesto en su patente desapego de lo que la circunda. [...] El marco indica que se solicita del espectador que considere lo que ve en el cuadro no como parte del mundo en que vive y actúa, sino como algo que se dice acerca de ese mundo que se contempla desde fuera: una representación del mundo del espectador. Esto implica considerar que el tema plasmado en un cuadro no forma parte del inventario del mundo, sino que es portador de un significado simbólico.

Rudolf Arnheim, El poder del centro; p.62. Ed. Alianza, 1998.