Quien cree que él mata,
quien cree que él es muerto,
ni uno ni otro saben:
él no mata, él no es muerto.
Este antiguo ser
no nace, no muere jamás,
habiendo dejado, debiendo dejar alguna vez de ser;
es no-nacido, eterno, perpetuo;
no es muerto cuando el cuerpo es muerto
Aquel hombre que sabe que este ser
es imperecedero, eterno, no-nacido, inalterable,
¿cómo aquél, oh hijo de Prithā,
podría matar,
podría hacer matar, a quién?
Así como un hombre,
dejando sus viejos vestidos,
toma otros nuevos,
así el ser encarnado,
dejando sus viejos cuerpos,
entra en otros nuevos.
Las armas no lo cortan,
el fuego no lo quema,
las aguas no lo mojan,
el viento no lo seca.
Bhagavad Gītā. Círculo de Lectores, 2000. pp. 49-50