lunes, 1 de diciembre de 2008

Encontradme seres humanos

ALQUIST (Tras una breve pausa se pone en pie, se dirige a la ventana y la abre): Otra vez de noche. Si pudiera dormir. Dormir, soñar, ver seres humanos... ¿Aún hay estrellas? ¿Para qué sirven las estrellas si no hay seres humanos? (Se aleja de la ventana.) Sería capaz de dormir, de atreverme a dormir antes de que se haya reanudado la vida? (Escucha al lado de la ventana.) Las máquinas, siempre estas máquinas. Robots, paradlas. Se ha perdido el secreto de la fábrica..., se ha perdido para siempre. Parad esas rabiosas máquinas. ¿Creéis que podréis sacar vida de ellas? (Cierra la ventana.) No, no; tenéis que investigar. Si yo no fuera tan viejo... (Se mira al espejo) ¡Oh miserable imagen, efigie del último hombre! Muéstrate, muéstrate, hace tanto que no veo un ser humano..., una sonrisa humana... ¿Qué es esa sonrisa? Esos dientes amarillos. Esto es el último hombre. (Se aleja, se sienta a la mesa, pasa hojas de un libro.)
(Llaman a la puerta.)
¿Qué hay?
CRIADO: Señor, Radius ha llegado de Le Havre.
ALQUIST: Que espere. (Volviéndose con ira.) ¿No os he dicho que busquéis seres humanos? Encontradme seres humanos. Encontradme hombres y mujeres. Idos y buscadlos.
CRIADO: Señor, dicen que han mirado por todas partes. Han enviado expediciones y barcos.
ALQUIST: ¿Y qué?
CRIADO: No queda ni un solo ser humano vivo.
ALQUIST (Poniéndose en pie): ¿Ni uno? ¿Ni uno siquiera? Haz pasar a Radius.
(Sale el CRIADO.)
(Solo.)
¿Ni siquiera uno? Entonces, ¿no dejasteis a nadie con vida? (Golpeando con los pies.) Venid, robots. Me volveréis a llorar. Me volveréis a pedir que os descubra el secreto. ¿Qué, estáis satisfechos con el hombre ahora? ¿Os acordáis mucho de él ahora que no podéis fabricar robots? Ahora queréis que os ayude ¿no? Ah, ayudaros. Domin, Fabry, Elena, ya veis que hago todo lo que puedo. Si no hay seres humanos, que por lo menos haya robots, sombras de hombres, imitación de hombres, por lo menos. Amigos, amigos, que, de no haber otra cosa, haya robots. ¡Oh Dios, por lo menos robots! ¡Ay, qué locura la química!

Karel Čapek. RUR. Robots Universales Rossum. Ed. Círculo de Lectores, 2004. pp.125-6