miércoles, 30 de diciembre de 2009

Cabeza abajo

Stratton construyó una especie de cabezada óptica que hacía girar el campo visual 180º; no solamente las cosas se veían boca abajo, sino que también resultaban invertidos el lado izquierdo y el derecho. El armatoste consistía en un tubo de 20 centímetros de largo montado en un molde de escayola. Stratton lo llevó durante ochenta y siete horas a lo largo de un período de ocho días, sustituyéndolo por una venda mientras dormía. Con el ojo derecho podía ver a través del tubo, aun cuando el campo invertido quedaba muy reducido de tamaño; el ojo izquierdo quedaba cubierto por el molde de escayola. A pesar de las incomodidades de este chisme, Stratton pudo hacer algunas observaciones instructivas.
El primer día en que vivió en ese extraño mundo patas arriba estaba totalmente desorientado. Tenía los pies por encima de la cabeza; se veía obligado a buscarlos cuando quería comprobar si podía andar sin tropezar con nada. Las manos entraban y salían del campo visual por arriba en lugar de hacerlo por abajo. Cuando movía la cabeza, el campo visual oscilaba rápidamente en la misma dirección. Tenía dificultad para reconocer los sitios que le eran familiares. Hacía movimientos inadecuados y apenas podía comer. A pesar de la náusea y la depresión, siguió adelante; y gradualmente comenzó a acostumbrarse al disfraz. Al segundo día sus movimientos se habían hecho menos penosos. Al tercer día comenzó a sentirse en casa en el nuevo ambiente. Al quinto día el mundo dejó de vacilar; cuando movía la cabeza pensaba en su cuerpo de acuerdo con nuevas imágenes y era capaz a menudo de evitar tropezar con los objetos sin necesidad de pensar primero en ellos. La mayor parte de su mundo seguía estando cabeza abajo, pero esto ya no le molestaba gran cosa. [...] Cuando hubo terminado el experimento y sacó las lentes del tubo, estuvo nuevamente desorientado y confuso durante varias horas antes de acostumbrarse a la visión normal de las cosas.

George A. Miller, Introducción a la psicología. Alianza Editorial, 1982. p.165-6.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Era todo mecánico

La dejé continuar. Apenas tenía diecinueve años, pero mostraba ya la ductilidad encallecida de la pseudointelectual. Desgranaba sus ideas con labia, pero en el fondo era todo mecánico. Cada vez que yo le brindaba una intuición, ella fingía placer:
- Oh, sí, Kaiser. Sí, chico, es muy profundo. Una comprehensión platónica del cristianismo... ¿por qué no me habré dado cuenta antes?
Hablamos alrededor de una hora, hasta que ella dijo que tenía que irse. Cuando se levantó, le tendí un billete de cien.
- Gracias, cariño.
- Puede haber muchos más.
- ¿Qué quieres decir?
Había picado su curiosidad. Volvió a sentarse.
- Supongamos que quisiera... organizar una fiesta -anuncié.
- ¿Qué clase de fiesta?
- Supongamos que quisiera tener una charla sobre Noam Chomsky con dos chicas.
- Oh, caramba.
- Si prefieres dejarlo correr...
- Tendrás que hablar con Flossie -dijo-. Eso cuesta mucho.
Era el momento de apretarle las clavijas. Lucí mi insignia de investigador privado y le informé que había caído en una trampa.
- ¿Qué?
- Soy un poli, preciosa, y discutir Melville por dinero es un 802. Te va a salir una buena temporada.

Woody Allen, La puta de Mensa. En: Cuentos sin plumas. Círculo de Lectores, 1991. p. 146.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Pacto de sumisión

«Nosotros, el omnipotente Lucifer, secundado por Satanás, Belcebú, Leviatán, Elimi, Astaroth y otros, aceptamos en el día de hoy el pacto de sumisión de Urbain Grandier, quien está de nuestra parte. Y le prometemos el amor de las mujeres, la flor de las vírgenes, la castidad de las monjas, los honores del mundo, los placeres y las riquezas. Fornicará cada tres días; la embriaguez será querida para él. Nos ofrecerá una vez al año un tributo marcado con su sangre; pisoteará los Sacramenteos de la Iglesia, y nos rezará a nosotros sus oraciones. En virtud de este pacto, vivirá feliz durante veinte años en la tierra, entre los hombres, y finalmente vendrá a nosotros para maldecir a Dios. Hecho en el infierno, en la asamblea de los diablos».

Frank Donovan, Historia de la brujería. Editorial Alianza, 1978. p.124.

viernes, 18 de diciembre de 2009

No encontraremos nada

¿Cuál era el elemento del pensamiento? ¿Era la célula cerebral? ¿Mediante qué procedimientos células que parecían poco diferenciadas recibían las impresiones, archivaban la memoria, fabricaban la imaginación, la voluntad y el razonamiento? En este tenor, Babeuf pasaba el día en su laboratorio haciendo cortes de cerebro, seccionándolos y examinándolos al microscopio. Conocía perfectamente la histología de todas las partes de la sustancia cerebral y la estructura de las células. Pero para el conocimiento de la verdad, la célula no ayudaba más que un acta firmada o un recibo de cuenta. Era un hecho que no revelaba la personalidad en lo más mínimo. ¿Podría desarmársele e ir más lejos? Quizá, pero Babeuf estaba convencido de que la ciencia del cuerpo humano, tal como la de los hechos humanos, tenía límites. Y repetía:

-No encontraremos nada. Jamás encontraremos nada. Pero cortemos cerebros. Sí, a trabajar. Hay que cortar cerebros.

Marcel Schwob, La mano gloriosa y otros cuentos. Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la Universidad Autónoma de México, 2006. p. 38.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Los detalles

Érase una vez un hombre llamado Albinus, que vivía feliz en Berlín, Alemania. Era rico, respetable, feliz. Un día abandonó a su mujer por una amante joven; amó; no fue amado; y su vida acabó en un desastre.
Éste es el cuento, en suma, y podríamos haberlo dejado aquí si no fuera por el interés y el placer de narrarlo. Pues aunque basta el espacio de una lápida para contener, encuadernada en musgo, la versión abreviada de la vida de un hombre, los detalles siempre se agradecen.

Vladimir Nabokov, Risa en la oscuridad. Círculo de Lectores, 2000. p. 7

lunes, 14 de diciembre de 2009

Escipión en Numancia

[Escipión] se adelantó hacia Iberia para unirse al ejército, pues se había enterado que estaba lleno de ociosidad, discordias y lujo, y era plenamente consciente de que jamás podría vencer a sus enemigos antes de haber sometido a sus hombres a la disciplina más férrea.

Nada más llegar, expulsó a todos los mercaderes y prostitutas, así como a los adivinos y sacrificadores, a quienes los soldados, atemorizados a causa de las derrotas, consultaban continuamente. Asimismo les prohibió llevar en el futuro cualquier objeto superfluo, incluso víctimas sacrificiales con propósitos adivinatorios. Ordenó también que fueran vendidos todos los carros y la totalidad de los objetos innecesarios que contuvieran y las bestias de tiro, salvo las que permitió que se quedaran. A nadie le fue autorizado tener utensilios para su vida cotidiana, exceptuando un asador, una marmita de bronce y una sola taza. Les limitó la alimentación a carne hervida o asada. Prohibió que tuvieran camas y él fue el primero en descansar sobre un lecho de yerba. Impidió también que cabalgaran sobre mulas cuando iban de marcha, pues: “¿Qué se puede esperar, en la guerra -dijo- de un hombre que es incapaz de ir a pie?”. Tuvieron que lavarse y untarse con aceite por sí solos, diciendo en son de burla Escipión que únicamente las mulas, al carecer de manos, tenían necesidad de quienes las frotaran. De esta forma, los reintegró a la disciplina a todos en conjunto y también los acostumbró a que lo respetaran y temieran, mostrándose de difícil acceso, parco a la hora de otorgar favores y, de modo especial, en aquellos que iban contra las ordenanzas. Repetía, en numerosas ocasiones, que los generales austeros y estrictos en la observancia de la ley eran útiles para sus propios hombres, mientras que los dúctiles y amigos de regalos lo eran para sus enemigos, pues, decía, los soldados de estos últimos están alegres pero indisciplinados y, en cambio, los de los primeros, aunque con un aire sombrío, son, no obstante, obedientes y están dispuestos a todo.

Apiano, Historia romana I. Editorial Gredos, 1995. p.174-5.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Estratagema

Nos volvimos a ver. Seguimos yendo a bailar. Vimos juntos El diablo en el cuerpo, donde actuaba Gérard Philipe. En cierta secuencia, la heroína pide al sumiller que les cambie una botella de vino ya muy reducida, porque, según ella, huele a corcho. Tratamos de repetir esta estratagema en una sala de baile, y el sumiller, tras comprobarlo, impugnó nuestro diagnóstico. Ante nuestra insistencia, nos la cambió sin dejar de advertirnos: “¡No volváis a poner vuestros pies aquí!”. Me admiró tu sangre fría y tu desparpajo. Me dije: “Estamos hechos para entendernos”.

Al final de nuestra tercera o cuarta cita, por fin te besé.

André Gorz, Carta a D. Historia de un amor. Paidós, 2008. p. 12-3.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Sócrates

Todo el mundo estaba de acuerdo en que Sócrates era muy feo; tenía una nariz chata y mucho vientre; era «más feo que todos los silenos del drama satírico» (Jenofonte, Simposio). Siempre estaba vestido con viejos trajes raídos, y además iba descalzo a todas partes. Su indiferencia frente al calor y al frío, al hambre y a la sed asombraba a todo el mundo. [...]
Su dominio sobre todas las pasiones del cuerpo se evidencia continuamente. Raras veces bebía vino, pero cuando bebía superaba a todos; nadie le había visto nunca borracho. En el amor, aun en las más grandes tentaciones, permaneció platónico, si Platón dice la verdad. Era un perfecto santo órfico: en el dualismo entre el alma celestial y el cuerpo terrenal había conseguido el más perfecto dominio del alma sobre el cuerpo. Su indiferencia frente a la muerte, por fin, es la última prueba de este dominio.

Bertrand Russell, Historia de la filosofía occidental. Tomo I. Espasa Calpe, 1995. p. 128-9.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Los cristianos

Hay una raza nueva de hombres nacidos ayer, sin patria ni tradiciones, asociados entre sí contra todas las instituciones religiosas y civiles, perseguidos por la justicia, universalmente cubiertos de infamia, pero autoglorificándose con la común execración: son los cristianos.
Mientras las sociedades autorizadas y organizaciones tradicionales se reúnen abiertamente y a la luz del día, ellos mantienen reuniones secretas e ilícitas para enseñar y practicar sus doctrinas. Se unen entre sí por un compromiso más sagrado que un juramento y así quedan confabulados para conspirar con más seguridad contra las leyes y así resistir más fácilmente a los peligros y a los suplicios que les amenazan.

Celso, El discurso verdadero contra los cristianos. Alianza Editorial, 2009. p. 61.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Space Oddity

"Space Oddity" se grabó el 2 de febrero de 1969 en los estudios Morgan... En cierto aspecto, "Space Oddity" es, por supuesto, un homenaje evidente a 2001, una odisea del espacio. Un amigo recuerda "el impacto seísmico" que esta película produjo en Bowie, sobre todo las climáticas imágenes finales del monolito condenado a flotar en el espacio para toda la eternidad. Bowie se obsesionó con el mensaje central de "Space Oddity": el repliegue, la vida que se apaga. A lo largo de los años volvió sobre este tema una y otra vez, sobre todo en Low y en la continuación de la canción, "Ashes to Ashes" (1980).
[...] "Space Oddity" fue preestrenada el 5 de junio, en un concierto al aire libre de los Rolling Stones, y salió al mercado seis días después. En una rara incursión en el lado sórdido del pop, Pitt pagó 140 libras a un amañador de listas para asegurarse un lugar en el top veinte del "Record Retailer". Dos meses después, la canción había alcanzado el puesto 48. El 1 de noviembre, "Space Oddity" alcanzó su posición más alta, el número 5. Después de seis años y diez intentos, Bowie tenía un disco de éxito.

Christopher Sandford, Bowie. Amando al extraterrestre. T&B Editores, 2008. p. 54-55.

lunes, 16 de noviembre de 2009

La carroza imperial

Entre los regalos que llevó nuestra primera embajada [a China] se encontraba una carroza imperial, elegida como regalo personal de Jorge III; pero para Pekín su uso era un misterio. El embajador (lord Macartney) había dado algunas explicaciones vagas e imperfectas; pero como su excelencia las expresó en un susurro diplomático, en el mismo momento de ponerse en marcha, la mente celestial se vio escasamente iluminada y fue necesario convocar un consejo del gabinete para debatir tan importante cuestión de Estado: "¿Dónde se sentaría el emperador?". Resultaba que el paño que cubría el pescante era excepcionalmente suntuoso y, debido en parte a esa consideración, pero también en parte a que el pescante era el lugar más elevado y sin duda el más destacado, se decidió por aclamación que aquél sería el asiento imperial, y en cuanto al pillo que conducía, podía sentarse donde encontrara acomodo. Por lo tanto, después de enjaezar los caballos, acompañados por la fanfarria de la música y las salvas de los disparos, su majestad imperial ascendió solemnemente a su nuevo trono inglés, con el primer mandatario del tesoro a la derecha y el principal bufón a la izquierda. Pekín disfrutaba del espectáculo; y entre las gentes cargadas de flores, presentes por representación, sólo había una persona disgustada: el cochero. Este individuo rebelde, de aspecto tan torvo como sus verdaderos sentimientos, gritó con audacia: "Y yo, ¿dónde me siento?". Pero el consejo privado, indignado por su deslealtad, abrió unánimemente la portezuela y lo hizo entrar de una patada. Tenía todas las plazas del interior para él; pero tal es la rapacidad de la ambición que seguía insatisfecho. "Eh, oiga -gritó en una petición extemporánea, dirigida al emperador por una ventanilla-, ¿y cómo voy a sujetar las riendas?" "Como puedas -fue la respuesta-, no me molestes en mis momentos de esplendor: por las ventanillas, por las cerraduras..., como quieras". Al final, el terco cochero recurrió, para alargar las riendas, a la cuerda que se usaba para comunicarse con el exterior, y con ella guió el coche con mano tan firme como pueda suponerse. El emperador regresó tras un brevísimo circuito: descendió con gran pompa de su trono con la firmísima resolución de no volver a subir jamás. Se ordenó una ceremonia pública de agradecimiento porque su majestad había salido sano y salvo y no se había roto el cuello, y el coche se entregó para siempre como ofrenda votiva al dios Fo, Fo, al que las personas cultas suelen llamar con mayor exactitud Fi, Fi.

Thomas de Quincey, Confesiones de un opiófago inglés. La diligencia inglesa. Atalanta, 2007. p.127-8.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Encierro de Hölderlin

La madre de Hölderlin decidió su internamiento en el "Clinicum" de Johan H.F. von Autenrieth, pagando los gastos, una vez más, con la herencia de su hijo. Desde el 15 de septiembre de 1806 al 3 de mayo de 1807 permaneció éste en aquel sanatorio privado de carácter general de la Bursa-Gasse, cercana al Seminario de Teología. Era el primer enfermo mental que entraba allí, y Autenrieth había preparado un cuarto fortificado con barrotes de madera, donde se encerró a quien, por su indignada protesta ante la privación de libertad, se calificó de "loco furioso". No consta en los libros de la clínica que se aplicaran más que calmantes (desde la belladona al mercurio y al opio, combinado con cantárida). El médico había inventado una máscara de cuero que se fijaba a la cara del paciente, quien, atado, acababa por dejar de gritar; según él, daba "buenos resultados".

Federico Bermúdez-Cañete. Introducción a Friedrich Hölderlin. Antología poética. Cátedra, 2006. p.41

lunes, 19 de octubre de 2009

Cygnus X-1

Existen otros modelos para explicar Cygnus X-1 que no incluyen un agujero negro, pero todos son bastante inverosímiles. Un agujero negro parece ser la única explicación realmente natural de las observaciones. A pesar de ello, tengo pendiente una apuesta con Kip Thorne, del Instituto Tecnológico de California, de que ¡de hecho Cygnus X-1 no contiene ningún agujero negro! Se trata de una especie de póliza de seguros para mí. He realizado una gran cantidad de trabajos sobre agujeros negros, y estaría todo perdido si resultara que los agujeros negros no existen. Pero, en este caso, tendría el consuelo de ganar la apuesta que me proporcionaría recibir la revista Private Eye durante cuatro años. Si los agujeros negros existen, Kip obtendrá una suscripción a la revista Penthouse para un año. Cuando hicimos la apuesta, en 1975, teníamos una certeza de un 80 por 100 de que Cygnus era un agujero negro. Ahora, diría que la certeza es de un 95 por 100, pero la apuesta aún tiene que dirimirse.

Stephen W. Hawking. Historia del tiempo. Del Big Bang a los agujeros negros. Círculo de Lectores, 1988. p.154.

miércoles, 14 de octubre de 2009

El objetivo de la terapia

En una sesión psicoanalítica, el paciente se halla en una situación pasiva, sumisa y altamente desventajosa. Se tumba en un sofá sin ver al analista y se espera que asocie libremente, sin formular pregunta alguna. El analista está en pleno control de la situación, respondiendo raramente a cualquier pregunta, opta por el silencio o la interpretación y suele calificar todo desacuerdo de resistencia por parte del paciente. Las interpretaciones del analista, basadas en la teoría freudiana, explícita o implícitamente dirigen el proceso, manteniéndole dentro de los limitados confines de su estructura conceptual e impidiendo la posibilidad de extenderse a nuevos territorios. El terapeuta debe mantenerse desvinculado, objetivo, impersonal, no mostrar correspondencia alguna y controlar todo síntoma de «contratransferencia». [...] El objetivo de la terapia, tal como lo describe explícitamente Freud, es realmente modesto, teniendo en cuenta el tiempo, dinero y energía invertidos: consiste en «pasar del sufrimiento extremo propio del neurótico a la miseria normal de la vida cotidiana».

Stanislav Grof, Psicología transpersonal. Kairós, 2006. p.176-7

lunes, 12 de octubre de 2009

El bibliómano ignorante

De verdad que lo que estás consiguiendo es lo contrario de lo que quieres. Tú crees que por comprar compulsivamente los mejores libros vas a parecer una persona con cultura, pero el asunto se te escapa de las manos y, en cierto modo, se convierte en una prueba de tu incultura. Es más, ni siquiera compras los mejores, sino que confías en cualquiera que se ponga a elogiarlos y eres un chollo para quienes mienten sobre tales libros y un tesoro a punto para los que comercian con ellos. Porque, ¿cómo ibas a poder distinguir cuáles son viejos y muy costosos de los que son malos y además están envejecidos? ¿O es que puedes reconocer en qué medida están devorados y destrozados tomando a los gusanos como consejeros en el examen? Ya que de lo certeros o lo inequívocos que sean sus contenidos, ¿Qué forma de diagnóstico tienes?

Luciano de Samóstata, El bibliómano ignorante. Errata naturae editores, 2009. p. 35-6.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Alguien hundirá su cuchillo en la garganta de Kidok

-Alguien hundirá su cuchillo en la garganta de Kidok, le cortará las orejas y se las pondrá en la boca; luego le abrirá el pecho y le extraerá el corazón aún caliente. Después le cortará la cabeza y se la pondrá sobre el pecho. Luego le hará saltar los ojos y se los pondrá sobre la cabeza. ¡Eso le servirá de lección!

-Si lo matas -le advirtió Anarvik -ya nadie te recibirá en su iglú.

-¿ Ni siquiera tú?

-Ni siquiera yo. No recibimos asesinos.

Ernenek se quedó pensativo. La expulsión de la comunidad era la única pena conocida por esa gente que ignoraba la existencia de autoridades, códigos y prisiones; pero una pena temida, tanto como se teme la muerte, por quien considera la compañía humana como el más precioso de los bienes; y Ernenek se maravillaba de que un simple asesinato se castigara con tanto rigor, puesto que él mismo no veía en el acto de dar muerte a un hombre ningún mal. Después de todo, era precisamente lo que hacían los machos jóvenes de las focas cuando mataban a sus compañeros más viejos por la posesión de la hembra.

Y todo cuanto hacían las focas a Ernenek le parecía bien hecho.

Hans Ruesch, El país de las sombras largas. Ediciones del Viento, 2008. p.25

lunes, 5 de octubre de 2009

El pie

Es cosa singular que el pie del hombre -lo mismo que la mano, extremidad ésta con la que estamos si cabe más familiarizados, y acaso aún en mayor medida-, resulta rara vez hermoso en los adultos civilizados que transitan por el mundo con él embutido en botas y zapatos de cuero. Esa fealdad del pie motiva que prefiramos llevar esas partes del cuerpo vergonzosamente ocultas, como cosa que hay que esconder y olvidar. A veces los pies de las mujeres son verdaderamente espantosos, y son lo más antiestético que puede imaginarse en los individuos más bellos, más distinguidos y más perfectos de su sexo. Su fealdad, en ocasiones, es tal que hiela y mata todo romanticismo, haciendo añicos el tierno sueño del amor y amenazando, incluso, con partir el corazón del joven amante.

Y todo por la insistencia en usar un tacón alto y una punta de zapato ridículamente fina. ¡Mediocre espectáculo, por cierto!

George du Maurier, Trilby. Ed. Verticales de Bolsillo, 2008. p. 27-28

viernes, 2 de octubre de 2009

Inventario de los bienes dejados por el difunto, Benedictus de Spinosa, natural de Amsterdam, fallecido el 21 de febrero de 1677

Lanas. En primer lugar, una cama, una almohada, dos almohadones, una colcha blanca y otra roja, dos sábanas, cortinas, volante y colcha. [Además], un abrigo turco negro y otro de color; una chaqueta de tela de color con una almilla y un pantalón de tela de color, una chaqueta turca negra y un pantalón turco y negro; una chaqueta vieja de sarga, un par de medias de punto negras; dos sombreros negros, un manguito con un par de guantes; un par de zapatos negros y otos grises, un viejo bolso de viaje a rayas y un gorro viejo de guata.

Ropa blanca. Dos pares de sábanas, seis fundas de almohada, dos bolsas de ropa; siete camisas, diecinueve alzacuellos, otro alzacuellos; diez pares de puños, buenos y malos; cuatro pañuelos de algodón, con otro pañuelito a cuadros; catorce pares de calcetines de hilo y otro más, entre buenos y malos; una bufanda, con dos corbatas de algodón, y dos pañuelos malos.

[Se omite aquí el extenso catálogo de libros de la biblioteca de Spinoza]

Objetos de madera. Una mesita de roble, otra mesita de roble de tres patas, dos mesitas de abeto cuadradas con un cajón, una caja de color, una librería de roble con cinco anaqueles, un cofre viejo, un juego de ajedrez en una bolsa, un molino de pulir y los utensilios correspondientes, junto con un telescopio inservible, y junto a él otro útil, así como algún vidrio y tubos de hojalata.

Pinturas. Un retrato con un marco negro brillante, así como un embutido de laboratorio.

Objetos de plata. Un par de hebillas de plata, un pequeño sello colgado de una llave de hierro.

Atilano Domínguez (comp.), Biografías de Spinoza. Alianza Editorial, 1995. p. 203-220

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Judíos

Este pueblo debe interesarnos porque hemos recibido de él nuestra religión, incluso muchas de nuestras leyes y usos, y porque no somos en el fondo más que judíos con prepucio.

Voltaire, Sarcasmos y agudezas (Originalmente en: Essai sur les mæurs, vol. II) Círculo de Lectores, 2004. p. 107.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Protóxido de nitrógeno

La mañana de ese día, el Hartford Courant, diario de la pequeña localidad, publicaba un anuncio de propaganda de carácter muy singular. Decía: "Hoy, martes, 10 de diciembre de 1844, en la Union Hall tendrá lugar una exhibición de los fenómenos producidos por la inhalación del "protóxido de nitrógeno", conocido vulgarmente con el nombre de "gas hilarante", o "gas de la alegría". Hay cuareta galones de este gas a disposición de los espectadores que quieran probarlo. Se ha encontrado cuatro hombres forzudos que cuidarán de que las personas que respiren el gas no se lesionen a sí mismas ni a los demás. Los efectos del gas en las personas que lo respiran consisten en que éstas, según su temperamento, se ponen a cantar, bailar, reír, hablar o luchar. Post Scriptum: Sólo se permitirá respirar el gas a caballeros sumamente distinguidos, con el fin de garantizar el carácter absolutamente serio de la exhibición. Es imposible describir con palabras las maravillosas sensaciones provocadas por el gas. El poeta Robert Southey dijo una vez que el gas nos transporta a una atmósfera celeste. Al comenzar la exhibición se dará a conocer a los interesados la manera cómo se obtiene el gas. El señor Colton ha organizado una sesión gratuita y especial para las damas que deseen probarlo. Tendrá lugar el jueves, de once a una de la mañana, y sólo se permitirá la entrada a las señoras. La exhibición empieza a las siete. Precio de la entrada 25 centavos".

Jürgen Thorwald, El siglo de los cirujanos. Ediciones Destino, 2002. p.100.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Se despide como para morir

Ragón, el gran intérprete moderno de la Masonería, ha expuesto en una de sus obras algunos experimentos nuevos: Tomaba discos de diferentes colores, los untaba con un jugo espeso de diferentes plantas y los presentaba a la vista de sujetos en estado magnético para que éstos los contemplaran. He aquí el resultado de dichos experimentos:

I. Disco Violeta. Beleño.-Belladona.-Estramonio.
Movimiento continuo de brazos y piernas, deseo de tocar determinado objeto o de andar hacia un punto fijo; gritos, aullidos, ganas de morder o de dar cuchilladas, embriaguez, aparición de felicidades, realización de toda clase de deseos. El recuerdo persiste.

II. Disco índigo. Pimienta.-Eléboro negro.-Haschisch
Excitación febril; debilidad en las piernas. El sujeto se pone de rodillas y quiere hacer oración, pero no se acuerda de una sola palabra. Pérdida de la vista. Los párpados le tiemblan, cierre de los ojos, sueño profundo. Despierta sudando copiosamente.

III. Disco azul. Laurel cerezo.-Alcanfor.-Asafétida.
Excitación general; movimientos convulsivos, deseos de dormir, pérdida del conocimiento, somnolencia, abatimiento. Despierta entontecido; no recuerda nada.

IV. Disco verde. Estricnina.-Belladona.-Acónito.
Lágrimas abundantes; se retuerce las manos, deseos de correr más que un caballo. Estremecimiento general de los miembros. Se despide como para morir, hinchazón, estado letárgico.

[...]

Rodolfo Putz, Botánica oculta. Las plantas mágicas según Paracelso (Edición facsímil). Ed. Maxtor, 2006. p. 139-40.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Artículos censurables

En sus censuras del lujo, los padres de la Iglesia son extremadametne minuciosos y detallados y entre los diversos artículos que provocan su piadosa indignación podemos enumerar el cabello postizo, las prendas de cualquier color excepto el blanco, los instrumentos musicales, las copas de oro o plata, los almohadones de plumas (puesto que Jacob apoyaba la cabeza en una piedra), el pan blanco, los vinos extranjeros, los saludos públicos, el baño templado y la costumbre de afeitarse la barba que, de acuerdo con la expresión de Tertuliano, es una mentira a nuestro rostro y un intento impío de mejorar la obra del Creador. Cuando se introdujeron el cristianismo entre los ricos y educados, la observación de estas leyes singulares, igual que en nuestros tiempos, se limitó a los pocos que aspiraban a alcanzar una santidad superior. No obstante, siempre resulta fácil y agradable a los sectores inferiores de la sociedad extraer mérito del desprecio de la pompa y el placer que la fortuna ha colocado fuera de su alcance. Igual que sucedió con los primeros romanos, la pobreza y la ignorancia con frecuencia custodiaron la virtud de los cristianos primitivos.

Edward Gibbon, Historia de la decadencia y caída del imperio romano. Edición abreviada de Dero A. Saunders. Círculo de Lectores, 2001. p.206-7.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Formación del artista

Ser bueno, ser diligente, estudiar, tener mucha paciencia, primer bajo en una orquesta B, pequeña asociación de música de cámara, octeto, disco, ser formal, flexible, adquirir cierto renombre, con toda modestia, y madurar para el Quinteto de las Truchas.

Cuando Schubert tenía mi edad, ya hacía tres años que estaba muerto.

Patrick Süskind, El contrabajo. Seix Barral, 2008. p. 62.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Los Hollister

-¿Cuál es la sorpresa secreta, papaíto?, preguntó la chiquitina Sue Hollister.
-Sí -adujo Holly-. Nos prometiste una sorpresa y hemos venido a verla.
Los cinco hermanos Hollister acababan de entrar en el Centro Comercial, una tienda con departamentos de ferretería, artículos deportivos y juguetes, situada en el sector comercial de Shoreham, y que estaba dirigida por su padre.
-Venid por aquí-, les contestó el señor Hollister, un hombre alto y atlético, conduciéndoles a la trastienda.
Los cinco niños rebosaban entusiasmo y emoción, mientras seguían a su padre. Sue, la más pequeña, tenía cuatro años y el cabello muy rubio; iba de la mano de su padre. Junto a ella caminaba su hermana de seis años, Holly, retorciéndose una de las trencitas. A continuación avanzaba el pelirrojo Ricky, un pecosillo de 8 años. Pam y Pete cerraban la marcha. Pam, de diez años, tenía el cabello ondulado y moreno, y una dulce sonrisa. Pete, con dos años más que Pam, llevaba el pelo alborotado y era un muchachito guapo y cortés.
Una vez en la trastienda, el señor Hollister se detuvo y señaló la pared. -Ahí está la sorpresa-, dijo.
-¡Son relojes de cuco!-, exclamaron a coro los niños.

Jerry West, Los Hollister y el reloj de cuco. Ediciones Toray, 1985. p. 7-8.

lunes, 24 de agosto de 2009

Cabezas cortadas

Otros pueblos han hallado el medio de convertir a sus enemigos muertos en amigos, guardianes y protectores. Este medio consiste en tratar con todo cariño las cabezas cortadas, costumbre de la que se vanaglorian determinadas tribus salvajes de Borneo. Cuando los dayaks de la costa de Sarawak traen consigo, al volver de una expedición, la cabeza de un enemigo, la tratan, durante meses enteros, con toda clase de amabilidades, dedicándole los nombres más dulces y cariñosos que el lenguaje posee, introduciéndole en la boca los mejores bocados de su comida, golosinas y cigarros, y rogándole encarecidamente que olvide a sus antiguos amigos y conceda todo su amor a sus nuevos huéspedes, pues forma ahora parte de su casa. Se equivocaría aquel que en esta macabra costumbre, tan horrible para nosotros, viera una intención irónica.

Sigmund Freud, Tótem y tabú. Alianza Editorial, 1981. p.54-5.

lunes, 17 de agosto de 2009

Cada uno en su orilla

Dios volvió a ser la Todopoderosa Negación de siempre. Sin embargo, no puedo tenerle rencor, no puedo manosearlo con mi odio. Sé que me dio la oportunidad y que no supe aprovecharla. Quizás algún día pueda asir ese argumento único, decisivo, pero para entonces yo ya estaré atrozmente ajado y este presente más ajado aún. A veces pienso que si Dios jugara limpio, también me habría dado el argumento que debía usar contra él. Pero no. No puede ser. No quiero un Dios que me mantenga, que no se decida a confiarme la llave para volver, tarde o temprano, a mi conciencia; no quiero un Dios que me brinde todo hecho, como podría hacer uno de esos prósperos padres podridos en plata, con su hijito pituco e inservible. Eso sí que no. Ahora las relaciones entre Dios y yo se han enfriado. Él sabe que no soy capaz de convencerlo. Yo sé que él es una lejana soledad, a la que no tuve ni tendré nunca acceso. Así estamos, cada uno en su orilla, sin odiarnos, sin amarnos, ajenos.

Mario Benedetti, La tregua. Alianza-Nueva Imagen, 1985. p. 161

lunes, 3 de agosto de 2009

La isla de las mujeres

Aquí podemos relatar lo que ocurrió con las mujeres de Lemnos como resultado de la visita del Argo a su hospitalaria isla. Cincuenta mujeres dieron a luz niñas, y nada menos que ciento cincuenta dieron a luz niños. De estos hijos, sesenta y nueve eran de constitución robusta, ojos vivos y temperamento vivo, lo cual los distinguía como hijos de Hércules; quince se parecían al gran Anceo, que también engendró tres niñas; doce niños y cinco niñas se parecían a Idas; y de este modo, en orden descendente hasta llegar al pequeño Anceo que sólo engendró una niña.

Jasón le dio a Hipsípila dos hijos gemelos, llamados Euneo y Nebrófono, de los cuales Euneo, por ser el mayor, llegó a gobernar Lemnos como su rey y se casó con Lalage, la hija del pequeño Anceo, y fue famoso por sus bien plantados viñedos. Sin embargo, el Argo ya no volvió a atracar en Mirina y Jasón se olvidó de Hipsípila, del mismo modo que después se olvidó de otras mujeres; pero Hilas no olvidó a Ifínoe porque era un muchacho muy impresionable.

Robert Graves, El vellocino de oro. Edhasa, 1998. p. 161.

viernes, 31 de julio de 2009

Fichte

La filosofía de Fichte se deriva del Yo como lo único existente en el mundo. El Yo existe porque se afirma a sí mismo. Aunque no existe otra cosa, el Yo sufre un día un pequeño choque [ein Kleiner Anstoss] como resultado del cual afirma el no Yo. Produce entonces varias emanaciones, no diferentes de las de la teología gnóstica; pero mientras los gnósticos atribuían las emanaciones a Dios y pensaban humildemente de sí mismos, Fichte considera innecesaria la distinción entre Dios y el Yo. Cuando el Yo se relaciona con la metafísica, procede a afirmar que los germanos son buenos y los franceses malos, y que, por consiguiente, es el deber de los alemanes luchar contra Napoleón. Tanto los alemanes como los franceses son, por supuesto, únicamente emanaciones de Fichte, pero los alemanes son una emanación superior, es decir, que están más cerca de la realidad última, que es el Yo de Fichte.

Bertrand Russell, Filosofías del poder. En: Antología. Siglo XXI Editores, 1972. p.138.

miércoles, 29 de julio de 2009

El zen silente

Una vez le preguntaron a Yangqi: «Cuando el fundador del zen llegó a China procedente de la India, permaneció nueve años sentado frente a un muro. ¿Qué significa esto?»
Yangqi respondió: «Era indio y no sabía hablar chino».

Maestro Huanglong. En: La esencia del zen. Edición de Red Pine y Thomas Cleary. Círculo de Lectores, 2000. p. 137.

lunes, 27 de julio de 2009

Laurel Bank

El chico se detuvo. Estaban pasando frente a una gran casa de estilo Victoriano, llamada “Laurel Bank”. Al final del breve camino interior de la finca vieron la puerta de la entrada abierta, lo que les permitió descubrir una mesita cuadrada de roble adosada a la pared del vestíbulo. En la mesa había un bastidor pequeño de cuero con los nombres: “Teniente Coronel Masters”, “ Señora Masters” y “Señorita Diana Masters”. En el punto opuesto distinguieron una ranura en la que había sido encajada una tarjeta impresa con la palabra “AUSENTES”.

-En ocasiones la tarjeta dice: “EN CASA”-aclaró Guillermo- ¡Troncho! Esa gente piensa que a los demás nos ha de importar mucho que estén dentro o fuera de la casa. ¡Se deben de considerar muy importantes!

La verdad era que a Guillermo el dispositivo en cuestión le había fascinado desde la primera vez que lo viera.

-Son nuevos vecinos, ¿no? –preguntó Pelirrojo.

-Sí. Llegaron a esta casa el mes pasado. Roberto está loco por la chica.

-¡Bah! También lo estaba por la muchacha que vivía aquí antes, ¿ no te acuerdas?

Guillermo suspiró. Las veleidades de su hermano, siempre andando tras una u otra chica de la vecindad, le producían una humillante sensación. Guillermo era -mejor dicho él se creía ser-, un enemigo de las mujeres, considerándose invulnerable ante los ataques y ardides más atractivos y sugerentes del sexo opuesto.

Richmal Crompton, Guillermo, buscador de tesoros. Editorial MOLINO, Barcelona, 1980. p. 9-10

viernes, 17 de julio de 2009

El beso

Resulta interesante destacar que el beso ha sido para todos los pueblos una expresión de amor, de afecto, de veneración y de fervor religioso, aunque caben ciertas excepciones. Kristoffer Nyrop, en Kysset og dets historie, escribe: «En los pueblos salvajes o semisalvajes, como los neozelandeses de Oceanía, los somalíes de África y los esquimales de América, es desconocido el beso como símbolo de amor...». Los otaiti encuentran repugnante la costumbre de besarse. Los chinos, según Pablo d'Enjoy, besan solamente a su amante y lo hacen tocando la mejilla, la frente o la mano con la nariz, olfateando ligeramente, para terminar con un chasquido de los labios. C. Hentze, en Las formas de saludo en los poemas homéricos, refiere que el beso en la boca era desconocido de los griegos, y que para saludarse, se besaban en la cara, los ojos, y rara vez en las manos, al tiempo que mientras se besaban se tiraban cariñosamente de las orejas: «Ya no quiero a Acippe, dice el cabrero de Teocrito, porque la última vez que le llevé una paloma no me cogió de las orejas al abrazarme...»

Enrique Balash Blanch, El lenguaje secreto de los cuentos. Editorial Oberón, 2004. p-285-6.

lunes, 13 de julio de 2009

Cuatro horas

Cuando la instrucción esté terminada, nadie debe verse "obligado" a trabajar, y los que no quieren trabajar deben recibir lo que necesiten para vivir, dejándles completamente libres; pero probablemente sería desable intentar crear en la opinión pública un fuerte sentimiento a favor del trabajo, de suerte que habría comparativamente pocos que se decidieran por la pereza. Una gran ventaja de que la pereza sea "económicamente" posible es que daría un fuerte motivo para no hacer el trabajo desagradable, y ninguna comunidad en la cual se pueda decir que la mayor parte del trabajo es desagradable puede considerar que ha solucionado sus problemas económicos. Creo que es razonable presumir que muy pocos escogerían la pereza, cuando uno piensa en que, por lo menos, nueve de diez que tengan, por ejemplo, una renta de cien libras por año prefieren aumentar sus ingresos con algún trabajo remunerador.

Por considerar que la gran mayoría no escogerá la pereza, creo se puede suponer que, con la ayuda de la ciencia y elminando la enorme cantidad de trabajo estéril, resultado de la concurrencia nacional e internacional, la comunidad entera puede ser mantenida cómodamente por medio de cuatro horas diarias de trabajo.

Bertrand Russell, Cómo se podría organizar el mundo. En: Antología. Siglo XXI Editores, 1973. p. 42.

viernes, 10 de julio de 2009

A solas y a puerta cerrada

Evita comer en compañia. No le gusta hacerlo a horas fijas. Aborrece haber de esperar más de dos minutos para que le sirvan, y consumir más de cinco en la función de alimentarse. Por esta razón, se nutre principalmetne de pan y mantequilla. Y prefiere el agua como bebida. Opina que alimentarse es una actividad muy íntima, y que debería efectuarse en un cuartito, a solas y a puerta cerrada. Come, llegado el momento -poco frecuente-, con indiferencia, de manera distraída. Vino a verme en su motocicleta de carreras a la hora del desayuno: había salvado trescientos sesenta kilómetros en trescientos minutos. No quiso desayunar. Le pregunté luego cómo era el rancho del campamento.
-Raramente lo pruebo, pero es bastante bueno. Ahora estoy en el almacén de intendente, de modo que necesito muy poca cosa.
-¿Cuándo comió por última vez? -pregunté.
-El miércoles.
Por lo visto había consumido algo de chocolate, una naranja y una taza de té. Estábamos a sábado. Creo haber colocado unas manzanas a su alcance y, al cabo de cierto tiempo, tomó una. La fruta es su único sibaritismo [...] Tiene la costumbre de renunciar de tarde en tarde a la comida durante tres días -en pocas ocasiones cinco- para comprobar que puede efectuarlo sin preocuparse ni resentirse. El ayuno, a su juicio, aguza la percepción y es buen ejercicio preparatorio para los malos tiempos. Y han abundado en su existencia.

Robert Graves, Lawrence y los árabes. Ediciones Península, 2006. p. 37.

miércoles, 8 de julio de 2009

Trabajo artesanal

En una carta a un admirador, [Harold Foster] expresa la siguiente opinión: "aprender a dibujar no es más difícil ni más misterioso que aprender a escribir, es puramente mecánico. La figura humana no es distinta de un vagón o de un camión; para dibujarlos tienes que saber todo de ellos, y no es necesario mucho arte para reflejar un camión, basta con conocimiento. La composición no es sino ordenar las cosas que dibujas de forma agradable a la vista, no es sino ser racional y mostrar un poco de buen gusto en la colocación de los elementos, con un poco de psicología y no demasiado arte. El color es el conocimiento mecánico de lo efectos de la luz, la sombra y la distancia sobre el tono de un objeto, el conocimiento mecánico de cómo mezclar pigmentos para obtener esos colores y la formación del ojo para verlos. Una vez hayas formado el ojo, la mano y el discernimiento, entonces aplicas el arte o, mejor dicho, el arte se insinuará en tu obra, para gran sorpresa de muchos. Si alguna vez el arte fuese sagrado y misterioso para ti, sal, emborráchate y olvídalo, pues se estará convirtiendo en impostura. El arte no es más que trabajo artesanal, bueno y honesto."

Manuel Caldas, Foster y Val. Los trabajos y los días del creador de "Prince Valiant". Editorial Dolmen, 2007. p.17-18.

lunes, 6 de julio de 2009

Bonjour, s'il vous plaît, merci, au revoir!

Les portes vitrées d'une grande librairie parisienne s'ouvrirent sur les pas d'un client visiblement pressé. Chapeau sur la tête, écharpe nouée autour du cou, il se dirigeait vers le rayon des livres scolaires. Peerchée sur une échelle, une vendeuse énonçait à voix haute les titres et quantités des ouvrages rangés dans les rayonnages, pendant que Mathias en reportait les références sur un cahier. Sans autre préambule, le client leur demanda d'un ton peu avenant où se trouvaient les oeuvres complètes de Victor Hugo dans la Pléiade.

- Quel volume? Interrogea Mathias en levant un oeil de son cahier.

- Le premier, répondit l'homme, d'un ton encore plus sec.

La jeune vendeuse se contorsionna et attrapa le livre du but des doigts. Elle se pencha pour le donner à Mathias. L'homme au chapeau s'en saisit prestement et se dirigea vers la caisse. La vendeuse échangea un regard avec Mathias. Les mâchoires serrés, il posa son cahier sur le comptoir et courut derrière le client.

- Bonjour, s'il vous plaît, merci, au revoir! Hurla-t-il en lui barrant l'accès à la caisse.

Stupéfait, le client essaya de le contourner; Mathias lui arracha le livre des mains avant de retourner à son travail, en répétant à tue-tête «Bonjour, s'il vous plaît, merci, au revoir!». Quelques clients assistaient à la scène, effarés. L'homme au chapeau quitta le magasin, furieux, la caissière haussa les épaules, la jeune vendeuse, toujours sur son échelle, eut bien du mal à garder son serieux et le propietaire de la librairie pria Mathias de passer le voir avant la fin de la journée.

Marc Levy, Mes amis Mes amours. Éditions Robert Laffont, S.A. Susanna Lea Associates, Paris 2006. p. 14-5

viernes, 22 de mayo de 2009

El sitio más ventajoso

El sitio más ventajoso para clavar el cuchillo parece estar entre el cuello y la barbilla. Se levanta la barbilla y se clava el cuchillo en los músculos tensos. Es probable que ese sitio solo sea ventajoso en mi imaginación. Uno espera ver allí un magnífico chorro de sangre y desgarrar un tejido de tendones y huesecillos parecido al que se encuentra en los muslos asados de pato.

Franz Kafka, Obras Completas II. Diarios (Entrada del 16 de septiembre de 1915). Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2000. p.571

miércoles, 20 de mayo de 2009

(If it was 1984)

Since about that time, war had been literally continuous, though strictly speaking it had not always been the same war. For several months during his childhood there had been confused street fighting in London itself, some of which he remembered vividly. But to trace out the history of the whole period, to say who was fighting whom at any given moment, would have been utterly impossible, since no written record, and no spoken word, ever made mention of any other alignment than the existing one. At this moment, for example, in 1984 (if it was 1984), Oceania was at war with Eurasia and in alliance with Eastasia. In no public or private utterance was it ever admitted that the three powers had at any time been grouped along different lines. Actually, as Winston well knew, it was only four years since Oceania had been at war with Eastasia and in alliance with Eurasia. But that was merely a piece of furtive knowledge which he happened to posses because his memory was not satisfactorily under control. Officially the change of partners had never happened. Oceania was at war with Eurasia: therefore Oceania had always been at war with Eurasia. The enemy of the moment always represented absolute evil, and it followed that any past or future agreement with him was impossible.

George Orwell, Nineteen Eighty-Four. Penguin Books, 2000. p. 36

lunes, 18 de mayo de 2009

Sólo el dios lo sabe

Únicamente les pido [a mis acusadores]: atormentad a mis hijos cuando sean mayores, como yo os he atormentado a vosotros, si os parece que se ocupan más de la riqueza que de la virtud, y si creen ser algo, no siendo nada; reñidles, como yo a vosotros, si se enorgullecen sin motivo. Si lo cumplís, me habréis honrado a mí y a mis hijos. Pero ya llegó el instante de partir: yo hacia la muerte y vosotros hacia la vida. Quién de nosotros parte hacia lo mejor, sólo el dios lo sabe.

Platón, Diálogos. Apología de Sócrates, Critón, Laques, Fedón. Editorial Bruguera, 1983. p.77.

viernes, 15 de mayo de 2009

Cinco mil millones de cuerpos

En cambio, las estadísticas de la primera sección son irrefutables. Muestran cuánta gente, y también cuántos cuerpos humanos vivos, hay en cada minuto entresacado de los 525 600 minutos de cada año. Cuántos músculos, huesos, cuánta bilis, sangre, saliva, cuánto líquido cefalorraquídeo, cuántos excrementos, etc. Como es habitual, cuando la cantidad que hay que imaginar es muy grande, el profesor tiende a hacer comparaciones ilustrativas, y lo mismo hacen los Johnson. Así pues, si se acumulase y apretase toda la humanidad en un sitio, ocuparía trescientos mil millones de litros, o sea, casi una tercera parte de un kilómetro cúbico. Parece mucho, pero todos los océanos del planeta contienen mil doscientos ochenta millones de kilómetros cúbicos de agua. Entonces, si toda la humnidad, es decir, cinco mil millones de cuerpos, fuera arrojada al mar, el nivel no subiría ni una centésima de milímetro. Después de ese chapuzón, la Tierra quedaría desierta para siempre. Este tipo de juegos estadísticos se consideran, y con razón, bastante baratos.

Stanislaw Lem, Provocación. Editorial Funambulista, 2008. p. 138-9.

lunes, 11 de mayo de 2009

Una ciudad en la noche

Una ciudad en la noche vista desde el cielo. Piensa. Una casa, una luz que se apaga. Al instante un número indeterminado de luces a su alrededor también se apagan, y en cascada el círculo oscuro va ampliando su radio hasta que toda la ciudad deja de verse. Piensa. Un país en la noche visto desde el cielo, una ciudad es un punto de luz que de repente se apaga. Inmediatamente después van apagándose en círculo las ciudades próximas hasta que la oscuridad del país alcanza sus fronteras. Piensa. Un continente visto en la noche desde el cielo. La luz que es un solo país se apaga y así todas hasta volverse negro el continente. Piensa. El Globo Terráqueo visto en la noche desde el cielo. Cada continente es un punto de luz que ahora se apaga. Por efecto dominó se apagan todos los continentes adyacentes hasta quedar en tiniebla toda esa cara de la Tierra. Piensa. Sólo eso, piensa. En la otra cara aún es de día. Pero piénsalo bien.

Agustín Fernández Mallo, Nocilla Dream; p.158. Ed. Candaya, 2007.

viernes, 8 de mayo de 2009

Canción para franquear la sombra

Un día nos veremos
al otro lado de la sombra del sueño.
Vendrán a ti mis ojos y mis manos
y estarás y estaremos
como si siempre hubiéramos estado
al otro lado de la sombra del sueño.

José Ángel Valente, El fulgor. Antología poética (1953-1996). Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 1998. p.195.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Realidades alternativas

Generalmente, el planteamiento de realidades alternativas se caracteriza por una gran incertidumbre; sin embargo, la situación en el tablero mundial respondía por aquel entonces a una lógica necesaria a la que tenían que someterse todos los combatientes. Las victorias de Hitler en el Este hubieran impulsado a los americanos a abalanzarse sobre Japón con ataques nucleares para vencerlo antes de que consiguiera ayuda alemana. El descubrimiento de las armas atómicas habría involucrado a su vez a los adversarios, ahora ya continentales, Alemania y Estados Unidos, en una carrera nuclear en la que los americanos, bastante adelantados, habrían tenido ventaja desde el principio y simplemente la habrían aprovechado devastando Alemania con radiaciones en el año 1946 o 1947, es decir, antes de que la física teórica alemana, diezmada por HItler, hubiera podido introducir en su arsenal medios nucleares. No habría sido posible una tregua intercontinental ni una división del mundo en dos zonas de influencia, ya que al entrar en el escenario las armas nuclares y estando América en guerra con Alemania, habría sido un suicidio por parte de los Estados Unidos esperar hasta que los alemanes construyeran sus bombas atómicas. Si el atentado del 20 de julio de 1944 hubiera tenido éxito, el grado de destrucción de Alemania habría resultado menor que el que tuvo lugar en realidad, después de la capitulación en 1945, y si ésta no hubiera sucedido en aquel momento, entonces, en el año 46 o 47, Alemania se habría convertido en polvo radioactivo.

Stanislaw Lem, Provocación. Editorial Funambulista, 2008. p.40-1

lunes, 4 de mayo de 2009

París, 10 de diciembre de 1976

Querido amigo:

El mes pasado, durante su visita a París, me pidió usted que colaborara en un libro de homenaje a Borges. Mi primera reacción fue negativa; la segunda... también. ¿Para qué celebrarlo cuando hasta las universidades lo hacen? La desgracia de ser conocido se ha abatido sobre él. Merecía algo mejor. Merecía haber permanecido en la sombra, en lo imperceptible, haber continuado siendo tan inasequible e impopular como lo es el matiz. Ese era su terreno. La consagración es el peor de los castigos -para el escritor en general y muy especialmente para un escritor de su género. A partir del momento en que todo el mundo lo cita, ya no podemos citarle o, si lo hacemos, tenemos la impresión de aumentar la masa de sus "admiradores'', de sus enemigos. Quienes desean hacerle justicia a toda costa no hacen en realidad más que precipitar su caída. Pero no sigo, porque si continuase en este tono acabaría apiadándome de su destino. Y tenemos sobrados motivos para pensar que él mismo se ocupa ya de ello.

E.M. Cioran. El último delicado (Carta a Fernando Savater). En: Ejercicios de admiración y otros textos. Ensayos y retratos. Tusquets Editores, 2000. p.154.

viernes, 17 de abril de 2009

Simeon the Stylite

B. in Cilicia, c. 390; d. at Telanissus, 24 July 459; f.d. 5 January. The elder Simeon was the first and most famous of the pillar ascetics. He was the son of a shepherd, and from early youth subjected himself to ever-increasing bodily austerities, especially in fasting from food. For some twenty years he lived in various hermitages and monasteries in northern Syria. Then in 423 he began to live on a pillar, at Telanissu (Dair Sem'an). At first the pillar was low, but over the years its height was increased to some sixty feet; at the top was a platform, with a balustrade, which is calculated to have been about twelve feet square. There he spent the remainder of his life, thirty-six years. After his death a monastery and sanctuary were built over the spot, and amidst the imposing ruins the base of Simeon's column can still be seen.
The reason given for Simeon's adopting this extraordinary mode of existence was his wish to avoid the press of people who flocked to him for his prayers and advice (it has been amusingly put that, 'despairing of escaping the world horizontally, he tried to escape it vertically'). The contrary of course happended: many more people came to him, whether pilgrims or sightseers, from emperors downwards. Every afternoon he was at their disposal, teaching, exhorting, answering questions. He was full of kindliness and sympathy, and his discourses and instructions were marked by practical common sense and freedom from fanaticism.

Donald Attwater, The Penguin Dictionary of Saints; p.309. Penguin Books, 1965.

miércoles, 15 de abril de 2009

El que vuelve

La única vía para el descubrimiento de brahman es la revelación, en el sentido de levantar todos los velos de la existencia, incluido el del ego, es decir, el del mismo ego de quien emprende el ascenso, o más bien el descenso, en busca de brahman. En su camino hacia el descubrimiento del fundamento último, el ego no puede seguir las huellas hasta el final. Si lo intenta, inevitablemente desaparece; sólo permanece y sobrevive si se detiene en su camino. «El que vuelve, sólo vuelve porque no llegó más que a la mitad del camino...", escribió el místico al-Misrī, refiriéndose a la ascensión de Mohammad. Sólo el aham, el Yo, permanece absoluto, el uno sin segundo, el ātman.

Raimon Panikkar, La Trinidad. Una experiencia humana primordial. Ed. Siruela, 1998. p.58

lunes, 13 de abril de 2009

Nuez de Adán

NUEZ DE ADÁN, s. Protuberancia en el cuello del hombre, sabiamente prevista por la Naturaleza para sujetar la soga en su lugar.

Ambrose Bierce, El diccionario del diablo. Ed. Valdemar, 2004. p. 191.

lunes, 6 de abril de 2009

La triste verdad

La triste verdad es que la auténtica vida del hombre consiste en un complejo de oposiciones inexorables: día y noche, nacimiento y muerte, felicidad y desgracia, bueno y malo. Ni siquiera estamos seguros de que uno prevalecerá sobre el otro, de que el bien vencerá al mal o la alegría derrotará a la tristeza. La vida es un campo de batalla. Siempre lo fue y siempre lo será, y si no fuera así, la existencia llegaría a su fin.

Carl G. Jung, Acercamiento al inconsciente. En: Carl G. Jung et al., El hombre y sus símbolos. Caralt Editor, 1984. p.83.

miércoles, 1 de abril de 2009

Burning passion

'[...] At length I wandered towards these mountains, and have ranged through their immense recesses, consumed by a burning passion which you alone can gratify. We may not part until you have promised to comply with my requisition. I am alone, and miserable; man will not associate with me; but one as deformed and horrible as myself would not deny herself to me. My companion must be of the same species, and have the same defects. This being you must create.'

Mary Shelley, Frankenstein. Penguin, 2003. p.145-6

lunes, 30 de marzo de 2009

Persistencia de la moda

Lo que más me gustó de la película, y lo que más sobresale, es que al contrario de lo que ocurre con la mayor parte de las películas futuristas, en ésta el vestuario era, por así decirlo, clásico, es decir que la gente no iba vestida muy diferente que nosotros. Recuerdo que en un encuentro en Santander, en una mesa en la que se hallaban presentes varios filósofos y en la que se hablaba sobre la moda, todos estaban de acuerdo en que la moda era algo efímero, a lo que yo respondí que eso no era exacto, pues si bien existe una moda efímera hay otra que no lo es. Dije entonces que si yo sentaba a aquella mesa a una persona vestida a la moda de los años veinte, nadie se daría cuaenta de su extemporaneidad. Quienes se ocuparon en Blade Runner del vestuario comprendieron algo de esto y contemplaton la posibilidad de que en un futuro no lejano exista una continuidad con los hábitos del vestir menos efímeros entre los hoy vigentes. ¿Y qué es lo menos efímero? Pues en un hombre, por ejemplo, la americana, la camisa, la corbata...

[...] Las modas se reciclan reiteradamente hasta que llega un momento dado en el que se destruyen definitivamente. Está claro que nuestra forma de vestir hoy no tiene nada que ver con la del setecientos. No parece verosímil que se pueda regresar a las formas de entonces. Ocurre más bien que la moda recorre largos segmentos de tiempo, correspondientes generalmente a varios siglos, dentro de los que, efectivamente, los diseños se repiten, pero que, llegados al límite se extinguen. ¿Cuáles son las causas que motivan esta ruptura? Evidentemente responden a la forma social de vivir. Para que haya un cambio en la forma de vestir actual tendría que darse algo así como, por ejemplo la desaparición de los automóviles, o cualquier otra cosa que cambiara sustancialmetne nuestro modo de vivir. En el Los Ángeles-2019 de Blade Runner, pese a los grandes avances tecnológicos, ello todavía no ha ocurrido.

El futuro ya no es lo que era (Entrevista con Antonio Miró). En: AA.VV., Blade Runner. Tusquets Editores, 2001. p.73-6.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Sexto encuadre

Sexto encuadre. Aparece el rostro de Steve Canyon. Belleza masculina, de rasgos marcados, una cara firme y tensa: madurez y vigor. Nos remite a una serie de estereotipos holliwoodianos, desde Van Jhonson a Cary Grant. LA corriente de simpatía con el rostro de Steve no se funda, pues, en una mera virtud evocadora del hecho plástico, sino en la cualidad de «signo» que el hecho plástico asume y que nos remite, con función jeroglífica, a una serie de tipos de estándar, de ideas sobre virilidad que forman parte de un código conocido por el lector. La simple delimitación gráfica de los contornos constituye el elemento convencional de un lenguaje. En resumen, Steve es elemento iconográfico estudiable iconológicamente como el santo de una miniatura, con sus atributos canónicos y un tipo de terminado de barba o aureola. Steven abre luego la puerta de su despacho; que el despacho es suyo se nos advierte por medio del nombre qu figura en el cristal. En cuanto a la razón social de la empresa, no hace más que acrecer la impresión, la fascinación de la situación y el personaje. Jugueteando con la expresión financiera limited, la empresa de Steve se llama Horizons Unlimited, horizontes ilimitados. ¿Exportación, investigaciones arqueológicas, viajes espaciales, transportes aéreos, investigaciones policíacas, contrabando, compra-venta de secretos atómicos? Probablemente, como se verá por las viñetas siguientes, se trata de una agencia dedicada a asuntos de toda clase, una agencia que ha hecho del riesgo su actividad profesional.

Umberto Eco, Lectura de «Steve Canyon». En: Apocalípticos e integrados. Ed. Tusquets, 2003. p.147-8.

lunes, 23 de marzo de 2009

The trascendental experience

Instead of the degradation ceremonial of psychiatric examination, diagnosis and prognostication, we need, for those who are ready for it (in psychiatric terminology often those who are about to go into a schizophrenic breakdown), an initiation ceremonial, through which the person will be guided with full social encouragement and sanction into inner space and time, by people who have been there and back again. Psychiatrically, this would appear as ex-patients helping future patients to go mad. What is entailed then is:

(i) a voyage from outer to inner,
(ii) from life to a kind of death,
(iii) from going forward to a going back,
(iv) from temporal movement to temporal standstill,
(v) from mundane time to aeonic time,
(vi) from the ego to the self
(vii) from being outside (post-birth) back into the womb of all things (pre-birth)

and then subsequently a return voyage from

(1) inner to outer,
(2) from death to life
(3) from the movement back to a movement once more forward,
(4) from immortality back to mortality,
(5) from eternity back to time,
(6) from self to a new ego,
(7) from a cosmic foetalization to an existenctial rebirth.

I shall leave it to those who wish to translate the above elements of this perfectly natural and necessary process into the jargon of psychopatology and clinical psychiatry. This process may be one that all of us need, in one form or another. This process could have a central function in a truly sane society.

R. D. Laing. The Politics of Experience and The Bird of Paradise. Penguin, 1970. p.106-7

miércoles, 18 de marzo de 2009

Café tomado en ayunas

En fin, he descubierto un método horrible y cruel, que sólo aconsejo a hombres de un vigor excepcional, de pelo negro y fosco, de piel entre ocre y rojiza, de grandes manos, y de piernas con forma de balaustres, como los de la plaza Luis XV. Se trata del uso del café molido, prensado, frío y anhidro (término químico que quiere decir poca agua o sin agua) tomado en ayunas. Ese tipo de café cae en vuestro estómago, que , como sabéis gracias a Brillat-Savarin, es un saco aterciopelado por dentro y tapizado de ventosas y papilas; no encontrando nada en él, se adhiere a ese delicado y voluptuoso forro, y se convierte en una especie de alimento que quiere sus jugos; los retuerce, los reclama como una pitonisa invoca a su dios, maltrata esas bonitas paredes como un carretero que machaca a sus potros; el plexo se inflama, arde y envía sus chispas hasta el cerebro. A partir de entonces, todo se agita: las ideas se estremecen como los batallones de un gran ejército en el campo de batalla, y la batalla da comienzo. Los recuerdos llegan a la carga, con los estandartes desplegados; la caballería ligera de las comparaciones avanza con un galope magnífico; la lógica acude con su tren de artillería y sus cartuchos; las agudezas llegan a discreción; se levantan las figuras; el papel se cubre de tinta, pues la vigilia empieza y termina con torrentes de agua negra, del mismo modo que la batalla lo hace con su negra pólvora. He aconsejado tomar este brebaje a un amigo que quería acabar a toda costa un trabajo que tenía que entregar al día siguiente: pensó que le habían envenenado, se acostó y guardó cama como una recién casada. Era alto, rubio, con pelo poco abundante; un estómago de papel maché, delgado. Hubo por mi parte cierta falta de observación.

Honoré de Balzac, Tratado de los excitantes modernos. Menoscuarto Ediciones, 2009. p.50-1.

lunes, 16 de marzo de 2009

Costumbres peculiares

[...] Tras dejarlos atrás, enseguida, bordeando el cabo de Zeus Geneteo, seguían salvos su rumbo a lo largo de la tierra Tiubarénide. Allí las mujeres cuando traen hijos al mundo a sus maridos, son éstos los que gimen de dolor postrados en sus lechos, vendadas sus cabezas, y son ellas, en cambio, las que tienen buen cuidado de que coman sus maridos y se afanan preparándoles los baños del parto. Y tras ellos, enseguida pasaron junto al monte sagrado y el país en el que habitan los Mosinecos en los montes sus Mosinas, y de ahí reciben ellos justamente ese nombre que les dan. Peculiar es el derecho y las costumbres que hay vigentes entre ellos. Cuantas cosas a las claras es costumbre que se hagan, o entre el pueblo, o en la plaza, todo eso lo maquinan en las casas, y, al contrario, lo que hacemos con afán en nuestras casas, eso ellos, a las puertas lo realizan, en el medio de las calles, sin temor a los reproches. Y entre ellos no hay tampoco algún pudor para acostarse; al contrario, como cerdos en los pastos, sin turbarse lo más mínimo en presencia de testigos, se mezclan con mujeres en el suelo con total promiscuidad. Su rey, por otro lado, está sentado en la más alta mosina, y dicta allí rectas sentencias a un grupo de gente numeroso: ¡infeliz! pues si acaso se equivoca alguna vez dictando su sentencia, aquel día lo mantienen en encerrado castigándolo con hambre.

Apolonio de Rodas, Las argonáuticas. Ed. Akal, 1991. p. 184-5.

viernes, 13 de marzo de 2009

De los milagros

Pero quizá arguya alguno que existen en la Escritura muchísimos hechos que no parecen poder explicarse de ningún modo por causas naturales; como que los pecados y las súplicas de los hombres pueden ser causa de la lluvia y de la fertilidad de la tierra, o que la fe pudo curar a los ciegos, y otras cosas similares que se hallan en los sagrados libros. Por mi parte, creo haber respondido ya a esto, puesto que he probado que la Escritura no enseña las cosas por sus causas próximas, sino que, tanto en el orden como en el estilo, narra las cosas de la forma que mejor puedan mover a los hombres y principalmente a la plebe a la devoción; de ahí que hable en términos muy impropios de Dios y de las cosas, porque no se propone convencer a la razón, sino impresionar la fantasía e imaginación de los hombres y dominarla. Porque, si la Escritura relatara la devastación de un Estado tal como suelen hacerlo los historiadores políticos, no impresionaría a la plebe; por el contrario, si lo describe todo poéticamente y lo refiere a Dios, como suele hacer, le impresiona al máximo. Por tanto, cuando la Escritura cuenta que la tierra es estéril a causa de los pecados de los hombres o que los ciegos se curan por la fe, no debe afectarnos más que cuando dice que Dios se irrita o entristece por los pecados de los hombres, que se arrepiente del bien prometido o hecho, o que Dios, porque ve un signo, recuerda su promesa, y otras muchísimas cosas que o bien están expresadas poéticamente o bien están descritas según las opiniones y prejuicios del escritor.

Spinoza, Tratado teológico-político. Alianza Editorial, 1986. p.182-3.

miércoles, 11 de marzo de 2009

El auténtico bien

Se suele afirmar que la ociosidad es la madre de todos los vicios. Para evitar este mal se recomienda con insistencia el trabajo. No obstante, si examinamos más de cerca tanto el temido peligro como el remedio recomendado, veremos con facilidad que la afirmación anterior, tomada en bloque, es de lo más plebeya que pueda imaginarse. La ociosidad en cuanto tal no es en absoluto la raíz de todos los vicios, sino que más bien significa, si no hay aburrimiento por medio, un modo de auténtica vida divina. Es verdad que el ocio puede dar ocasión a que se pierda toda la fortuna que se tiene u otras cosas por el estilo, pero el que es de naturaleza noble no teme nada de eso, sino que solamente le da miedo el aburrimiento. Los dioses del Olimpo no se aburrían, al revés, vivían dichosos en una ociosidad feliz. Una belleza femenina que no cose, ni hila, ni teje, ni se dedica a la lectura o a la música, también es feliz en la plena ociosidad, puesto que no se aburre. La ociosidad, pues, dista mucho de ser la raíz de todos los males, tantísimo que la podemos llamar el auténtico bien.

Sören Kierkegaard. La rotación de los cultivos y El más desgraciado. Be-uve-dráis editores, 2005. p.20-1.

lunes, 9 de marzo de 2009

La secuencia en el cómic

Si damos por sentado que la viñeta define el nivel sintagmático fundamental de la historieta gráfica, entonces el montaje puede entenderse como montaje de viñetas. Pero a un nivel superior podemos considerar también un montaje de secuencias. La secuencia podría ser «una sucesión de pictogramas (viñetas) que poseen continuidad elíptica espaciotemporal» (Paramio, 1971). Dejando aparte consideraciones más técnicas que hemos expuesto en otro lugar [...], los criterios de principio/final de secuencia se ajustan a la dramaturgia textual, bastante clásica, de los que se sirve el mismo Hergé. Por otra parte, los paralelos con el cine nos ayudan también en este punto (hay que distinguir cambio de plan de cambio de secuencia), cosa nada sorprendente si se advierte la impronta de montaje cinematográfico que acusan muchos episodios de Tintín. En resumen la secuencia puede considerarse: 1) Como una unidad temporal, cuando en los extremos las elipsis son mayores que en el interior. Entonces suele estar introducida por textos de anclaje como «Unas horas más tarde», «Al día siguiente», etc. 2) Como una unidad espacial, cuando constituye el escenario de la función narrativa (el espacio de una persecución, por ejemplo). 3) Como una unidad de personajes. Criterio cercano al de la escena teatral. La entrada de un personaje determina, teniendo en cuenta el resto de condiciones, el inicio de la secuencia; su partida, el final. 4) Como una continuidad semántico-discursiva: «paseo y llegada a casa», «secuestro de Tornasol», etc.

Carles Riba, Sobre la utilización de la página en Tintín. En: Neuróptica, Estudios sobre el cómic. Vol. 4. Servicio de publicaciones del Exmo. Ayuntamiento de Zaragoza, 1986. p.103.

viernes, 6 de marzo de 2009

Tribulación inminente

Pienso que, contando con la tribulación inminente, lo mejor es eso, que el hombre se quede como está. ¿Estás vinculado a una mujer? No busques desligarte. ¿No estás vinculado a una mujer? No busques mujer. No obstante, si te casas no pecas, y la soltera, si se casa, no peca; pero tendrán que cargar con penalidades corporales, y yo quiero ahorrároslas. En una palabra, hermanos, el tiempo apremia: en adelante los que tengan mujer vivan como si no la tuvieran, los que lloran como si no lloraran, los que se alegran como sino se alegraran, los que compran como si no poseyeran, los que usan del mundo como si no disfrutaran. Pues la representación de este mundo se está acabando.

Primera carta a los corintios. 7, 26-31. Luis Alonso Schökel, Biblia del Peregrino. Ediciones Mensajero, 2001.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Orgullosos en el patíbulo

La religión, como tiene su origen en el miedo, ha dignificado ciertas clases de miedo y ha hecho que la gente no las considere vergonzosas. Y de esta forma ha hecho un gran perjuicio a la humanidad, puesto que todo miedo es malo. Yo creo que cuando muera me descompondré y no sobrevivirá nada de mi ego. No soy joven y amo la vida, pero me despreciaría si temblase de  terror ante un pensamiento de aniquilación. La dicha es igualmente verdadera aunque tenga que tener un fin, y el pensamiento y el amor no pierden su valor porque no sean eternos. Muchos hombres se han mostrado orgullosos en el patíbulo; seguramente ese mismo orgullo puede ayudarnos a pensar realmente en el lugar que ocupa el hombre en el mundo.

Bertrand Russell, Lo que creo. Incluido en: Por qué no soy cristiano y otros ensayos. Edhasa, 1999. p. 83.

lunes, 2 de marzo de 2009

El secreto

Secreto es una verdad conocida por una o por muy pocas personas, y que debe ser mantenida oculta para otras personas. Es secreto natural lo que por su naturaleza debe permancere oculto y no se puede revelar sin que se cause daño a otros. P. ej., una falta oculta de otro. Obliga de suyo y en justicia, si la materia es grave. Pero si la materia es leve, obliga tan sólo bajo pecado venial.

[...] Los medios psíquicos (la hipnosis), físicos o químicos (la droga, «el detector de mentiras»), para descubrir un secreto sin el conocimiento del sujeto o contra su voluntad, son ílicitos, aunque se utilicen en el curso de un proceso judicial o de una investigación policíaca. Lo mismo se puede decir del narcoanálisis (exploración de narcóticos). Sólo el consentimiento libre del interesado puede hacer lícitas estas investigaciones. No basta que el psicólogo y sus ayudantes prometan guardar secreto. Hay secretos que no se pueden revelar lícitamente, ni siquiera a personas de toda confianza.

Acta 2000. Religión, filosofía y psicología. Artículo sobre Teología moral especial. Octavo mandamiento de la ley de Dios: «No dirás falso testimonio ni mentirás». Ed. Rialp, 1990. p. 297.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Late improvements in Galvanism

In 1803, Giovanni Aldini, nephew of the Italian anatomical experimenter Luigi Galvani, had published an extraordinary book in London. Its full title was 'An Account of the late Improvements in Galvanism; with a series of curious and interesting experimtents performed before the Commissioners of the French National Institute, and Repeated lately in the Anatomical Theatres of London. To which is added an appendix containing experiments on the body of a malefactor executed at Newgate...'

[...] For the first experiments, he reports that 'On the first application of the [electric] arcs the jaw began to quiver, the adjoining muscles were horribly contorted, and the left eye actually opened.' The third experiment was more elaborate: 'The conductors being applied to the ear, and to the rectum, excited in the muscle contractions much stronger than in the preceding experiments. The action even of those muscles furthest distant from the points of contact with the arc was so much increased as almost to give an appearance of re-animation.'
By the fourth experiment, Aldini reports that the effect 'surpassed our most sanguine expectations, and vitality might, perhaps, had been restored, if many circumstances had not rendered it impossible'. He does not tell us what the 'many circumstances' were that prevented re-animation of the deceased murderer, and Aldini, despite his bizarrely heroic efforts, never did make the ultimate breakthrough, as the fictional Frankenstein would.

Maurice Hindle, Introducción a: Mary Shelley, Frankenstein. Penguin, 2003. p.xli-xlii.

lunes, 23 de febrero de 2009

Otro fragmento apócrifo

[...]
Dijo el discípulo:
-Hace tres años, en Samaria, yo maté a un hombre.
El maestro guardó silencio, pero su rostro se demudó y el discípulo pudo temer su ira. Dijo al fin:
-Hace diecinueve años, en Samaria, yo engendré a un hombre. Ya te has arrepentido de lo que hiciste.
Dijo el disípulo:
-Así es. Mis noches son de plegaria y de llanto. Quiero que tú me des tu perdón.
Dijo el maestro:
-Nadie puede perdonar, ni siquiera el Señor. Si a un hombre lo juzgaran por sus actos, no hay quien no fuera merecedor del infierno y del cielo. ¿Estás seguro de ser aún aquel hombre que dio muerte a su hermano?
Dijo el discípulo:
-Ya no entiendo la ira que me hizo desnudar el acero.
Dijo el maestro:
-Suelo hablar en parábolas para que la verdad se grabe en las almas, pero hablaré contigo como un padre habla con su hijo. Yo no soy aquel hombre que pecó; tú no eres aquel asesino y no hay razón alguna para que sigas siendo su esclavo. Te incuben los deberes de todo hombre: ser justo y ser feliz. Tú mismo tienes que salvarte. Si algo ha quedado de tu culpa yo cargaré con ella.
Lo demás de aquel diálogo se ha perdido.

Jorge Luis Borges, Los Conjurados. En: Obras completas, vol. III (1975-1985). Ed. Emecé, 1996. p.485.

viernes, 20 de febrero de 2009

Un juramento que los dioses no escuchan

Cuando el maestro [Kungtsé, o Confucio] abandonó We, pasó al territorio de P'u, encontrándose allí en unos momentos de gran confusión política. Un hombre llamado Kung-Schu había levantado bandera de rebeldía al frente del distrito de P'u. Esta rebeldía se dirigía precisamente contra We. Como Kungtsé llegaba justamente de We, fue detenido, porque los revoltosos le temían. Entre los discípulos que entonces le seguian estaba Kung Liang Ju, que llevaba consigo cinco coches. Era un hombre fuerte y hábil. Al ver perplejo al maestro, no se detuvo. «Mejor quiero caer en la lucha», dijo; y atacó a las gentes de P'u. Estos cobraron temor y se mostraron dispuestos a entablar negociaciones con Kungtsé. Tuvo que jurar que no regresaría a We, y entonces le dejaron en libertad. Kungtsé, inmediatamente, regresó a We. El discípulo Tsï Kung preguntóle: «¿Se puede violar un juramento?» Contestó el maestro: «Era un juramenteo forzado, un juramento que los dioses no escuchan.»

Richard Wilhelm, Confucio. Alianza Editorial, 1980. p.49.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Efectos secundarios

El objetivo de los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina) es la reducción de la intensidad de las crisis de ansiedad y su frecuencia, tratando los estados depresivos asociados. A este grupo de antidepresivos pertenecen la fluoxetina, la sertralina, la paroxetina, el citalopram y la fluvoxamina. La eficacia de estos fármacos se sitúa en torno a un 60% y un 80% de pacientes mjorados, por lo que en algunos casos podría ser superior a la eficacia del alprazolam. Los pacientes tratados con cápsulas placebo en los estudios de estos antidepresivos mejoran en un 50%, como ocurría con los estudios sobre las benzodizepinas.
Los efectos secundarios de estos antidepresivos son: porblemas sexuales, aumento de la ansiedad, dolores de cabeza, irritabilidad, náuseas, problemas gástricos, insomnio, aumento del sueño y temblores. Estos antidepresivos se eliminan a través del hígado, por lo que pueden ser desaconsejables para pacientes con problemas hepáticos.
En los últimos años ha habido cierta polémica sobre si estos fármacos aumentaban o no el riesgo de suicidio. Ésta es una cuestión que no se ha resuelto aún.

Pedro Moreno, Julio C. Martín, Dominar las crisis de ansiedad. Ed. Desclée de Brouwer, 2004. p.165.

lunes, 16 de febrero de 2009

Olvido de todos los pesares

Pero entonces otra cosa decidió Helena, nacida de Zeus. Al punto vertió en el vino que bebían una droga que borraba la pena y la amargura y suscitaba olvido de todos los pesares. Quien la tomara, una vez que se había mezclado en la crátera, no derramaba, al menos en un día llanto por sus mejillas, ni aunque se le murieran su madre y su padre, ni si ante él cayeran destrozados por el bronce su hermando o un hijo querido y lo viera con sus ojos.
Tales ingeniosos remedios poseía la hija de Zeus, que le había procurado Polidamna, la esposa de Ton, la egipcia, que allí la fértil tierra produce esas drogas, muchas que resultan benéficas en la mezcla, y muchas perniciosas. Cualquier persona entendida en todas ellas se hace un buen médico. Pues, desde luego, son de la estirpe de Peán.

Homero, Odisea. Alianza Editorial, 2005. p. 101

miércoles, 11 de febrero de 2009

Sluagh-gairm

Algunos pueblos imaginan a sus muertos o a cierto número de ellos como ejércitos en combate. Entre los celtas de las Tierras Altas escocesas, este ejército de muertos es designado con una palabra especial: sluagh. Esta palabra se traduce en inglés por 'spirit-multitude' o 'multitud de espíritus'. El ejército de espíritus vuela en grandes nubes de un lado para otro, como los estorninos sobre la faz de la tierra. Siempre vuelven a los lugares de sus pecados terrenales. Con sus infalibles flechas envenenadas matan los gatos, perros, ovejas y reses de los hombres. Libran batallas en el aire como los hombres en la tierra. En las noches gélidas y claras, podemos oírlos y ver cómo sus ejércitos avanzan unos contra otros y se repliegan, se repliegan y vuelven a avanzar. Después de una batalla, su sangre tiñe de rojo farallones y rocas. La palabra gairm significa 'grito, llamada', y sluagh-gairm era el grito de guerra de los muertos. Más tarde se convirtió en la palabra slogan: el nombre que recibe el grito de guerra de nuestras masas modernas deriva de los ejércitos de muertos de las Tierras Altas.

Elias Canetti, Masa y poder. Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2002. p.41

lunes, 9 de febrero de 2009

Esta mañana

Esta mañana a primera hora, por primera vez en mucho tiempo, de nuevo el placer de imaginarme que alguien returece un cuchillo en mi corazón.

Franz Kafka, Obras Completas II. Diarios (Entrada del 2 de noviembre de 1911). Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2000. p.188

sábado, 7 de febrero de 2009

Miles y miles de personas

Veo-un-Pájaro por lo visto había estado pensando en lo que le había dicho anteriormente acerca de la población de Londres.
-¡Debe de ser terrible vivir allí -dijo- con unos diez millones de habitantes ocupando un territorio que aquí sólo albergaría a cinco o diez mil! Cada vez que deja su casa para visitar a un amigo en otra parte de la ciudad, debe de cruzarse con miles de personas nuevas.
-¿Y qué tiene esto de terrible?
-Pues no me va a negar que cada vez que ve una cara nueva en la calle, aunque no se intercambien saludos, existe siempre una especie de contacto, un reconocimiento; no sólo tomará nota de la cara, sino que además la resumirá mentalmente y la almacenará en su memoria. Cada contacto personal es un gasto de energía mental. Aquí conocemos prácticamente a todo el mundo de vista, así que nuestros encuentros casuales poco les piden a nuestras energías, y en días de grandes festivales nos ofuscamos los sentidos bebiendo. Pero las visitas a otras regiones nos resultan agotadoras; el cerebro, al cabo de un rato, empieza a marearse por exceso de trabajo. Es por esos que viajamos poco, y es por eso también que cuando vamos al extranjero nuestros anfitriones ya procuran exponernos al menor número posible de contactos personales. Cuando intento imaginarme miles y miles de personas, todas con vestidos diferentes y mentes completamente desorganizadas entre sí, entrecruzándose por las vidas de los demás sin conocer ni saludar, cada uno buscando un camino propio, un camino competitivo, creo que esto me mataría.

Robert Graves, Siete días en Nueva Creta. Seix Barral, 1997. p. 28-9.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Jawohl

25 de enero. Fue el turno de Sómogyi. Era un químico húngaro de unos cincuenta años, delgado, alto y taciturno. Como el holandés, estaba convaleciente de tifus y de escarlatina; pero le sobrevino algo nuevo. Fue presa de una fiebre muy alta. Desde hacía tal vez cinco días no había dicho palabra: abrió la boca aquel día y dijo con voz enérgica:
-Tengo una ración de pan debajo del jergón. Repartíosla vosotros tres. Yo ya no volveré a comer.
No supimos qué decir, pero de momento no tocamos el pan. Se le había hinchado la mitad de la cara. Mientras permaneció consciente, continuó encerrado en un silencio áspero.
Pero por la tarde, y durante toda la noche, y durante dos días sin interrupción, el silencio fue roto por el delirio. Entregado a un último e interminable sueño de liberación y esclavitud, empezó a murmurar Jawohl a cada expiración de aire; regular y constante como una máquina, Jawohl a cada bajada de su pobre hilera de costillas, miles de veces, hasta dar ganas de sacudirlo, de sofocarlo, o de que, por lo menos, cambiase de palabra.
Nunca he comprendido como entonces lo trabajosa que es la muerte de un hombre.

Primo Levi, Si esto es un hombre. En: Trilogía de Auschwitz, El Aleph Editores, 2008. p.210-1

lunes, 2 de febrero de 2009

Lo-lee-ta

Lolita, light of my life, fire of my loins. My sin, my soul. Lo-lee-ta: the tip of the tongue taking a trip of three steps down the palate to tap, at three, on the teeth. Lo. Lee. Ta.
She was Lo, plain Lo, in the morning, standing four feet ten in one sock. She was Lola in slacks. She was Dolly at school. She was Dolores on the dotted line. But in my arms she was always Lolita.

Vladimir Nabokov, Lolita. Penguin, 2000. p. 9.

viernes, 30 de enero de 2009

Es absurdo que la gente se enoje

Es absurdo que la gente se enoje porque se llevan chismes sobre ella. Hay que ser muy tonto para pensar que uno tiene derecho de hablar mal de otros y que sus propias faltas deben ser respetadas. Cuando alguien oye que se habla desfavorablemente sobre él suele enfadarse. Encuentro esto muy poco atractivo.
Si yo soy muy amiga de alguien, es hiriente que yo hable mal de él y cuando llega la hora de los chismes, guardo silencio. En otros casos, sin embargo, hablo con toda sinceridad y hago reír a todos.

Sei Shonagon, El libro de la almohada. Ed. Alianza, 2004. p.131.

miércoles, 28 de enero de 2009

God is a substance

I am able to sketch the physical and intellectual life of a cocainist who, like many others, came to me in his misery for help. On account of a facial neuralgia he had frequently taken morphia until a dentist plugged cotton-wool soaked in a 15 per cent solution of cocaine into several carious teeth. From that time onward the need for morphia disappeared. Carious teeth served as receptacles for the cocaine tampons, i.e. places from which the cocaine passed into the blood, and that in abundance. At certain times he pressed these cocaine plugs between the teeth. The greater part of the cocaine passed into the stomach with the saliva. This particular method of application had not existed hitherto but likewise had fatal results. It was introduced in ever-increasing quantities-finally over 1 gr. daily. The unfortunate man's own words were as follows: "With regard to the action of cocaine on my personality, I can honestly declare that the past five years can be counted among the happiest of my life, and I owe this primarily to cocaine. Nothing can refute this plain fact." His letter of twelve pages terminates with these words: "Time is necessary to bring my conception of the world to a point which is founded on the sentence: God is a substance!" The latter phrase impressively shows in an undisguised fashion the whole effect which cocaine exerts on the brain. The individual is so attached to his periods of delight that everything else, even the future, is despised, although the evils which the approaching catastrophe is absolutely certain to bring with it slowly become apparent even to him.

Louis Lewin, M.D., Phantastica. A classic survey on the use and abuse of mind-altering plants. Parrk Street Press, 1998. p.69.

lunes, 19 de enero de 2009

Rescate de Héctor

PRÍAMO.- Acuérdate de tu padre, Aquileo, semejante a los dioses, que tiene la misma edad que yo y ha llegado al funesto umbral de la vejez. Quizás los vecinos circunstantes le oprimen y no hay quien le salve del infortunio y de la ruina; pero al menos aquél, sabiendo que tú vives, se alegra en su corazón y espera de día en día que ha de ver a su hijo, llegado de Troya. Mas yo, desdichadísimo, después que engendré hijos excelentes en la espaciosa Troya, puedo decir que de ellos ninguno me queda. Cincuenta tenía cuando vinieron los aqueos: diez y nueve procedían de un solo vientre; a los restantes diferentes mujeres los dieron a luz en el palacio. A los más el furibundo Ares les quebró las rodillas; y el que era único para mí, pues defendía la ciudad y sus habitantes, a ése tú lo mataste poco ha, mientras combatía por la patria, a Héctor; por quien vengo ahora a las naves de los aqueos, a fin de redimirlo de ti, y traigo un inmenso rescate. Pero, respeta a los dioses, Aquileo, y apiádate de mí, acordándote de tu padre; que yo soy todavía más digno de piedad, puesto que me atreví a lo que ningún otro mortal de la tierra: a llevar a mi boca la mano del hombre matador de mis hijos.

Homero, Ilíada. Espasa Calpe, 1997. p.452

viernes, 16 de enero de 2009

Circuncisión

Esta mañana circuncisión de mi sobrino. Un hombrecillo patizambo, Austerlitz, que ya tiene a sus espaldas dos mil ochocientas circuncisiones, ejecutó el acto con mucha habilidad. Es una operación que viene dificultada por el hecho de que la criatura, en vez de estar tendida encima de la mesa, lo está sobre el regazo de su abuelo, y el operador, en vez de atender exclusivamente a lo que está haciendo, se dedica a murmurar oraciones. Primero se inmoviliza a la criatura con unas fajas que sólo dejan libre el miembro, después, colocando encima un disco de metal perforado, se aísla la superficie que hay que cortar, finalmente se ejecuta el corte con un cuchillo casi corriente, parecido a un cuchillo para el pescado. Es ese momento se ve sangre y carne viva, el Moule manipula brevemente allí con sus dedos temblorosos de uñas largas y coloca encima de la herida, como si fuese el dedo de un guante, una piel que ha sacado de no se sabe dónde. Todo acaba enseguida, el niño apenas ha llorado. Ahora ya no falta más que una breve oración durante la cual el Moule bebe vino y lleva un poco de vino, con sus dedos aún no del todo limpios de sangre, a los labios del niño. Los presentes rezan: «Así como ahora ha entrado en la Alizanza, así debe llegar al conocimiento de la Torá, a unas bodas dichosas y a la práctica de buenas obras».

Franz Kafka, Obras Completas II. Diarios (Entrada del 24 de diciembre de 1911). Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2000. p. 252.

miércoles, 14 de enero de 2009

El silencio

Al poco tiempo no percibía ya ningún sonido -ni los ventiladores, ni los latidos de su propio corazón-. El silencio nocturno a bordo de una nave espacial era completamente distinto a cualquier otro silencio que hubiera experimentado nunca. El silencio terrestre tiene sus límites, se puede sentir su carácter transitorio y finito. Incluso cuando se encuentra uno en medio de las dunas lunares lleva consigo su propio, pequeño silencio; atrapado dentro del traje, magnifica cada crujido de las correas, cada chasquido de las articulaciones, cada latido del pulso -incluso la respiración misma-. Sólo en una nave espacial durante la noche es posible sumergirse en un silencio negro y glacial.

Stanislaw Lem, Relatos del piloto Pirx; p.144. Ed. Alianza, 2005

lunes, 12 de enero de 2009

Tegularius

En relaciones de buena amistad con el que informa. Alumno con varias distinciones en Keuperheim, buen conocedor de la filosofía antigua, muy interesado por cuestiones filosóficas, hizo estudios sobre Leibniz, Bolzano, y más tarde, sobre Platón. Es el jugador de abalorios con más talento y brillantez que jamás he conocido. Estaría predestinado a ser Magister Ludi si su carácter, a causa de una salud muy delicada, no fuera tan poco apropiado para ello. Tegularius no debe llegar nunca a un puesto directivo o representativo ni a una función organizadora. Esto sería para él y para el cargo una verdadera desgracia. Su insuficiencia se exterioriza corporalmente en estados depresivos, períodos de insomnio y dolores nerviosos; espiritualmente se manifiesta en melancolía, violenta necesidad de estar solo, angustia ante el deber y la responsabilidad, y es de suponer que incluso en ideas de suicidio. A pesar de hallarse en tan deplorable estado se mantiene en forma sirviéndose de la meditación y de una estricta autodisciplina, con tal ánimo, que los que le tratan no tienen la menor idea de la gravedad de sus padecimientos y sólo se aperciben de su gran timidez y reserva. Si bien no está caracterizado para regir los más altos cargos, viene a ser por otra parte una pieza valiosísima e insustituible en el Vicus Lusorum. Domina la técnica de nuestro juego como un gran músico su instrumento; halla a ciegas los matices más delicados y no es de despreciar como pedagogo.

Herman Hesse, El juego de los abalorios. Alianza Editorial, 1999. pp. 157-8

viernes, 9 de enero de 2009

But Africa

One had to blame the Germans for the situation. Tendency to bite off more than they could chew. After all, they had barely managed to win the war, and at once they had gone off to conquer the solar system, while at home they had passed edicts which... well, at least the idea was good. And after all, they had been successful with the Jews and Gypsies and Bible Students. And the Slavs had been rolled back two thousand years' worth, to their heartland in Asia. Out of Europe entirely, to everyone's relief. Back to riding yaks and hunting with bow and arrow. And those great glossy magazines printed in Munich and circulated around to all the libraries and news-stands... one could see the full-page colour pictures for oneself: the blue-eyed, blond-haired Aryan settlers who now industriusly tilled, culled, ploughed, and so forth in the vast grain bowl of the world, the Ukraine. Those fellows certainly looked happy.  And their farms and cottages were clean. You didn't see pictures of drunken dull-witted Poles any more, slouched on sagging porches or hawking a few sickly turnips at the village market. All a thing of the past, like rutted dirt roads that once turned to slop in the rainy season, bogging down the carts.
But Africa. They had simply let their enthusiasm get the better of them there, and you had to admire that, although more thougthful advice would have cautioned them to perhaps let it wait a bit until, for instance, Project Farmland had been completed. Now there the Nazis had shown genius; the artist in them had truly emerged. The Mediterranean Sea bottled up, drained, made into tillable farmland, through the use of atomic power - what daring!

Philip K. Dick, The Man in the High Castle. Penguin Books, 2001. p.29

miércoles, 7 de enero de 2009

Leyes sobre la guerra

»Después hablarán los alguaciles a la tropa: 'Quien haya edificado una casa y no la haya estrenado, que se retire y vuelva a su casa, no vaya a morir en combate y la estrene otro'. 'Quien haya plantado una viña y no la haya vendimiado todavía, que se retire y vuelva a casa, no vaya a morir en combate y la vendimie otro'. 'Quien esté prometido a una mujer y no se haya casado todavía, que se retire y vuelva a casa, no vaya a morir en combate y otro se case con ella'.
»Los alguaciles añadirán a la tropa: 'Quien tenga miedo y se acobarde, que se retire y vuelva a casa, no vaya a contagiar su cobardía a sus hermanos'.
»Cuando los alguaciles hayan terminado de arengar a la tropa, se nombrarán jefes al mando de la tropa.
»Cuando te acerques a atacar una ciudad, primero propónle la paz. Si ella te responde 'Paz' y te abre las puertas, todos sus habitantes te servirán en trabajos forzados; pero si no acepta tu propuesta de paz, sino que mantiene las hostilidades, le pondrás sitio, y cuando el Señor la entregue en tu poder, pasarás a cuchillo a todos sus varones.
Las mujeres, los niños, el ganado y demás bienes de la ciudad los tomarás como botín, y comerás el botín de los enemigos que te entregue el Señor, tu Dios.
»Lo mismo harás con todas las ciudades remotas que no pertenecen a los pueblos de aquí. Pero en las ciudades de estos pueblos cuya tierra te entrega el Señor, tu Dios, en heredad no dejarás un alma viviente: dedicarás al exterminio a hititas, amorreos, cananeos, fereceos, heveos y jebuseos, como te mandó el Señor, para que no os enseñen a cometer las abominaciones que ellos comenten con sus dioses y no pequéis contra el Señor, vuestro Dios.

Deuteronomio 20, 5-18. Luis Alonso Schökel, Biblia del Peregrino. Ediciones Mensajero, 2001.

lunes, 5 de enero de 2009

Semper virgo

La posición que se impondrá está expresada, en el siglo II, por el Protoevangelio de Santiago: María permaneció virgo in partu y post partumes decir, fue semper virgo. En el conjunto de los personajes del escenario primordial cristiano, María terminó asumiendo un papel cada vez más sobrenatural. Así, el segundo concilio de Nicea (789) la coloca por encima de los santos, a los cuales se les reserva simplemente la reverencia (douleia), mientras que a María se le debe tributar la «superreverencia» (hyperdouleia). Insensiblemente María se convierte en un personaje de la familia divina: la Madre de Dios. La dormitio virginis se transforma en Maria in caelis adsumpta; María, a quien los Franciscanos excluyen del pecado original, termina convirtiéndose en Mater Ecclesiae, mediatrix e intercessor en favor del género humano ante Dios. De esta manera el cristianismo instaura en el cielo un modelo familiar mucho menos riguroso e inexorable que el patriarcado solitario del Dios bíblico.

Mircea Eliade, Ioan P. Couliano, Diccionario de las religiones. Paidós, 2007. pp. 133-4

viernes, 2 de enero de 2009

La suya no era una relación muy cercana

En la primera secuencia que Kendon me mostró, pasada a cámara lenta, las etapas se notaban claramente. Primero el encuentro visual. Una mujer con vestido de flores, sentada bajo un árbol, estiraba el cuello tratando de ver quién llegaba. Luego se puso de pie sonriendo, pero mostrando solamente los dientes superiores. La sonrisa «superior», como la denominan ahora algunos etólogos británicos, se empieza a identificar como sonrisa típica de bienvenida.
La mujer avanzó al encuentro de los invitados, siguiendo la etapa de aproximación. Visto a cámara lenta, parecía deslizarse sobre el suelo, suavemente como un globo, con el largo cabello flotándole por detrás. Exclamó «Hola» con la cabeza hacia atrás y luego la bajó esquivando la mirada. Generalmetne, me explicó Lendon, esta breve inclinación de la cabeza sigue a un saludo a distancia.
Al acercarse a lo que para ella parecía representar el límite de su territorio -una y otra vez se detenía en aquel punto al salir al encuentro de los invitados-, se paró y esperó. Como dueña del territorio, mantuvo una mirada bastante fija, pero por lo general sus invitados se le aproximaron desviando los ojos. Al penetrar en el terriotorio de otro, me explicó Kendon, rara vez se mira al dueño directamente a los ojos, esto se podría tomar como un desafío.
Inmediatamente antes de llegar hasta la dueña de la casa, una invitada inclinó la cabeza visiblemente, gesto tan común en esta etapa que Kendon lo ha bautizado como «corte en la fase previa al saludo cercano». Luego la invitada levantó un brazo y lo cruzó frente a sí, ladeó la cabeza y sonrió. Un psiquiatra interpretaría ese cruzar el brazo como un gesto de defensa, y tal vez sea así. A Kendon le intriga especialmente que Jane Goodall haya observado gestos idénticos entre los chimpancés, particularmente en los subordinados que se aproximan o en aquellos que han sido aproximados por uno más dominante.
Luego la invitada extendió la mano haciendo un gesto que dejó la palma a la vista y que nuevamente se asemejó mucho al que realizan los chimpancés. [...] Ambas mujeres se dieron la mano, y finalmente retrocedieron volviéndose hacia otro lado, lo que indicaría, si Kendon y Ferber están en lo cierto, que la suya no era una relación muy cercana.

Flora Davis, La comunicación no verbal. Alianza Editorial, 2002. pp. 63-64.